Martes, 20 de septiembre de 2011 | Hoy
EL MUNDO › MáS REVELACIONES A PARTIR DE LAS ESCUCHAS EN EL CASO TARANTINI, PRESUNTO GESTOR DE PROSTITUTAS
El premier Berlusconi regalaba a las muchachas cada noche un sobre que podía contener de tres mil a 20.000 euros; a algunas, un auto. A esto se le sumaban traslados y hoteles. La oposición sostiene que Il Cavaliere debe irse.
Por Elena Llorente
En medio de un huracán de informaciones y de trascendidos publicados en la prensa de toda Europa sobre las 100.000 escuchas telefónicas del caso Tarantini –el empresario presunto gestor de prostitutas para Silvio Berlusconi–, el primer ministro italiano se presentó ayer ante los jueces de Milán para una nueva audiencia del proceso Mills y hasta bromeó con los periodistas. Berlusconi se fue del proceso después de dos horas sin hacer declaraciones, pero cuando los periodistas le preguntaron cómo estaba, respondió riendo: “Yo bien, en cambio ustedes tienen mala cara”. Fuera de los tribunales, algunos gritaban “¡Coraje Silvio!”, mientras otros le pedían que renunciara. Un dirigente del Pueblo de la Libertad, el partido berlusconiano, Mario Mantovani, que estaba fuera del Tribunal, comentó sobre la escuchas telefónicas: “Si se interceptaran todo lo que dicen los jefes de Estado, el mundo cambiaría”.
En este proceso, uno de los siete que Il Cavaliere tiene abiertos ante la Justicia italiana, Berlusconi está acusado de corrupción por haber presuntamente pagado 600.000 dólares al abogado inglés David Mills para que declarara en falso en dos procesos en su contra. Los fiscales de Milán tratan –al contrario de los defensores– de hacer todo lo posible para acortar las lista de documentos presentes en el juicio e incluso la lista de testigos y hoy hicieron un llamado en ese sentido a los jueces para que agruparan algunas rogatorias a realizarse con Gran Bretaña. Los esfuerzos de los fiscales quieren conseguir que el proceso llegue a su fin y emita sentencia antes de enero próximo, fecha de la prescripción definitiva. La próxima audiencia fue fijada para el 28 de octubre y será interrogado Berlusconi.
Mientras tanto los diarios de toda Europa han hecho de Il Cavaliere y sus aventuras amorosas la comidilla cotidiana. Una de las frases más publicadas, fruto de esas escuchas telefónicas de 2008-2009, fue dicha por Berlusconi a una de las muchachas con las que se encontraba asiduamente, la dominicana Maristel García Polanco. “Yo soy primer ministro en mi tiempo libre”, le dijo al teléfono. Según otras revelaciones, Berlusconi regalaba a las muchachas cada noche un sobre que podía contener de tres mil a 20.000 euros, además de pulseras o collares de diamantes. A algunas les habría regalado incluso un automóvil y a otras un puesto de vedette en algún programa televisivo de los canales de la Finivest, la empresa de la familia Berlusconi. A Maristel García Polanco la ubicó en Colorado caffe por ejemplo, del canal Italia 1.
En las escuchas también salieron a relucir los gastos mantenidos por el empresario Gianpaolo Tarantini para ofrecer las mujeres a Berlusconi. Se trata de gastos en aviones, autos y otros medios de transporte, hoteles de lujo, dinero entregado a las jóvenes, que fueron más de treinta según los investigadores.
Pero Tarantini no terminaba ahí su tarea. Su objetivo en realidad era otro, según los jueces. Conseguir licitaciones fáciles y otros arreglos con las empresas públicas o mixtas. Y por eso, el empresario, que está detenido, es sospechoso de haber usado a las mujeres para extorsionar al primer ministro y obtener así los contratos. De ahí el interés del Tribunal de Nápoles, que lleva adelante parte de esta causa, por interrogar a Berlusconi, no como acusado sino como posible parte lesa. Pero el primer ministro no quiere saber nada. El porqué todavía no está claro. Tal vez para no darles más elementos a la oposición o a los jueces que los persiguen, según él. Algunas malas lenguas aseguraron en los medios italianos que su presencia de ayer en el proceso Mills, audiencia que no tenía ninguna importancia para el curso de la causa, quería demostrar que el primer ministro no tiene mala disposición hacia la Justicia y que si no se presenta en Nápoles, es porque realmente no tiene tiempo.
La oposición sostiene cada vez con mayor insistencia que el premier se debe ir, porque él personalmente, dicen, es uno de los graves problemas que afectan la credibilidad internacional de Italia. Pero Berlusconi no está convencido. Algún diario hasta titula que sólo dejaría el gobierno si pierde la confianza del Parlamento, es decir, si las Cámaras –que hasta ahora controla– le votan en contra en el momento de ser interrogadas sobre si él debe o no continuar al frente del gobierno. Por ahora ésta no se presenta como una posibilidad inmediata. Pero se sabe que existe bastante disconformismo en las filas de la Liga Norte, el principal aliado de Berlusconi en el gobierno, y que el líder Umberto Bossi habría manifestado sus dudas sobre la posibilidad de que la alianza se mantenga firme hasta las elecciones de 2013. Dentro del Pueblo de la Libertad también hay cierto malestar entre los que creen que el centroderecha está caminando hacia la bancarrota. Pero ese malestar no es lo suficientemente fuerte como para ponerle límites al primer ministro, uno de los hombres más poderosos de Italia a nivel económico, político y de medios de comunicación.
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