Miércoles, 5 de octubre de 2011 | Hoy
EL MUNDO › LA OLA SE EXTIENDE DE WALL STREET A LAS PRINCIPALES CIUDADES
Los activistas comenzaron a armar carpas en las principales ciudades y ya planean marchas en bancos, oficinas corporativas y comisarías a lo largo y ancho de Estados Unidos. Dicen que la economía sólo beneficia a la elite adinerada.
Por Stephen Foley *
Desde Nueva York
Lo que originalmente comenzó como una tibia promesa de “A ocupar Wall Street”, y una sentada en una plaza del distrito financiero de Manhattan ya se esparció en un movimiento de protesta de alcance nacional. Organizadas a través de redes sociales como Twitter, y vigorizadas por el arresto de 700 manifestantes en Nueva York el sábado, los activistas comenzaron a armar carpas en las principales ciudades y ya planean marchas en bancos, oficinas corporativas y comisarías a lo largo y ancho de Estados Unidos.
El rango de las protestas de los activistas es tan amplio como la protesta en sí. La ausencia de demandas específicas ha suscitado burlas en algunos sectores, pero el movimiento se cohesiona alrededor de la idea de que las políticas y la economía del país sólo benefician a la elite adinerada. Mientras que “A ocupar Wall Street” fue seguida de “A ocupar Filadelfia”, “A ocupar Chicago”, y más de una docena de ciudades, el mantra unificador de las protestas fue uno. “Somos más del 99 por ciento de norteamericanos comunes fuera de las ganancias económicas de la era de pre-recesión, golpeados por el downturn e ignorados día a día en asuntos políticos que van desde educación hasta medio ambiente y guerra.”
La estudiante de doctorado en Harvard, Marisa Engerstrom, formó parte de una marcha en la Casa de Gobierno de Boston junto a otras cien personas en donde se pidió el fin del corporativismo en el gobierno. “Nuestro hermoso sistema norteamericano de control y contrapoderes fue destruido por la influencia de bancos y finanzas que hicieron imposible que la gente alce su voz”, dijo la doctoranda. Más de 1000 personas acampan ahora en grandes ciudades y prometen quedarse todo el invierno.
En el Zuccotti Park de Nueva York, a metros de la célebre estatua del toro que simboliza a Wall Street, la protesta ya lleva 19 días. Con donaciones de plata y pizza de los peatones que pasan por al lado, los indignados elaboraron un sistema de reglas para esa comunidad.
La música suena en el campamento durante el día, y tienen su propio periódico, llamado The occupied Wall Street Journal. Ocasionalmente, alguna que otra celebridad se da una vuelta por el lugar y dice presente. Los manifestantes se valen de sus cámaras y laptops para difundir los detalles de las protestas por Internet. Las críticas contra el alcalde de la Gran Manzana, Michael Bloomberg, arreciaron luego de haber deslizado que no permitiría que los indignados acampen en la plaza Liberty. “Fue un imbécil por criticarnos diciendo que nuestro objetivo era ir por millonarios como él”, dijo Joan Pleune, una jubilada de 72 años que respalda la movilización callejera.
Durante las dos primeras semanas, el liderazgo difuso de A ocupar Wall Street se quejó por la poca cobertura de los medios, aunque los editores dicen que le dieron un tratamiento acorde al tamaño de la protesta. Sin embargo, ahora los ánimos comenzaron a subir por lo que parece un verdadero desarrollo del movimiento. Cuando los manifestantes llenaron el Puente de Brooklyn de Nueva York el sábado, gracias a los 700 arrestos las protestas repercutieron a nivel nacional.
En Seattle, había 30 carpas y 125 personas en la madrugada de ayer. El alcalde les dijo que no podían quedarse otra noche más. “Nos quería sacar, pero no nos movemos. Lo invitamos a que venga a la asamblea general de hoy, y esperamos hacerlo entender”, decía el comunicado de “A ocupar Seattle”. En Nueva Orleáns, los activistas planean marchar a la Reserva Federal. Se montó un campamento en Los Angeles por primera vez desde el sábado y desde allí comenzó a crecer. En San Francisco, 200 indignados rodearon el edificio del Bank of America en el distrito financiero de la ciudad, y el candidato a intendente John Avalos le habló a la multitud. “Este edificio es un símbolo de la increíble avaricia y riqueza que se acumuló en cada vez menos manos.”
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
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