Lunes, 30 de enero de 2012 | Hoy
EL MUNDO › POCO MARGEN PARA NEGOCIAR
Los tres partidos políticos que sustentan al gobierno griego dieron ayer un respaldo muy condicionado para que el primer ministro, Lucas Papademos (foto), siga negociando con la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional (FMI) los recortes y reformas exigidos a cambio de más ayuda financiera. “Los líderes políticos y yo coincidimos plenamente sobre la continuación de las negociaciones y las posturas que defendemos”, anunció Papademos tras una reunión con Giorgos Papandreu, del socialdemócrata Pasok; Antonis Samaras, del conservador Nueva Democracia; y Giorgos Karatzaferis, del ultranacionalista LAOS.
El encuentro de ayer pretendía aclarar el grado de respaldo con que cuenta el gobierno en sus contactos con la UE y el FMI, que había sido cuestionado por la negativa de los partidos a varias de las exigencias planteadas desde Bruselas. “La unidad de las fuerzas políticas y su compromiso de apoyar los cambios necesarios es un factor de confianza esencial, que aumenta la eficacia de la política económica y nos permite negociar en mejores condiciones”, indicó el primer ministro en un comunicado. El mensaje de cohesión fue pronto matizado por los partidos de la complicada coalición que el pasado noviembre respaldó la investidura como primer ministro de este banquero sin afiliación política.
Fuentes del Pasok declararon a la agencia AMNA que su líder y ex primer ministro, Giorgos Papandreu, sigue rechazando la reducción del salario mínimo, pero apoyará al gobierno para que las negociaciones vayan lo mejor posible. Aún más escéptico, el LAOS propuso examinar si las exigencias de la UE son conformes al Tratado de Lisboa.
Por su parte, fuentes de Nueva Democracia aseguraron a los medios griegos que su líder considera inaceptable la eliminación de las pagas extras y de las pensiones. Con todo, Samaras propuso autorizar al primer ministro a seguir negociando, pero consultando cada paso con los partidos.
Papademos se reúne hoy en Bruselas con sus socios europeos en la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiete.
Las críticas a las exigencias de la UE y el FMI han despertado el temor de que se dificulten los contactos con las instituciones de las que depende que Grecia reciba un préstamo de 130.000 millones de euros, pactado en octubre para evitar la bancarrota del Estado. Las grietas de ese apoyo se manifestaron esta misma semana, cuando el Parlamento rechazó aprobar una de esas medidas, la liberalización del sector de las farmacias.
Pero más rotunda es la oposición de los tres partidos, así como de sindicatos y la patronal, a la exigencia de que se reduzca el salario mínimo y se eliminen las pagas extraordinarias en el sector privado, ampliando una medida aplicada ya a los funcionarios.
De hecho, el propio Papademos reconoció ayer que la negociación es difícil, “a pesar del progreso hecho, de los sacrificios del pueblo griego y de los avances registrados en las reformas”. “Estamos buscando un acuerdo con nuestros socios (europeos) para poder mantenernos en suelo firme y poner fin a la incertidumbre, para que se restaure la confianza y la economía pueda volver a la senda del crecimiento y la creación de empleo”, declaró Papademos. Otro punto de fricción es la petición por parte de la UE de que los líderes políticos se comprometan por escrito a apoyar las medidas de austeridad. Esa exigencia pretende atar el apoyo de los partidos más allá de lo que suceda en las elecciones previstas para abril, que según los pronósticos serán ganadas por los conservadores.
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