Tras la dimisión del presidente conservador alemán, la canciller Angela Merkel tuvo que llamar al antiguo candidato de la oposición, Joachim Gauck para ocupar la jefatura del Estado. Merkel anunció ayer que la coalición gubernamental y la oposición acordaron proponer al militante pro derechos humanos de la ex RDA Joachim Gauck, como nuevo presidente del país. Esta decisión se produce después de que el pasado viernes renunciara Christian Wulff por un escándalo de corrupción.

Merkel, que al igual que Gauck se crió en la República Democrática Alemana y profesa la religión protestante, calificó al popular teólogo de “verdadero profesor de democracia” que ayudó en el proceso de reunificación del país, tras la caída del Muro de Berlín en 1989 –fue el encargado de supervisar los archivos de la policía secreta del régimen, la Stasi–. “Este hombre puede aportar un importante impulso para los desafíos de nuestra época y los futuros”, dijo la jefa del gobierno tras reunirse con representantes del oficialismo y de la oposición en la Cancillería.

Gauck fue candidato a las presidenciales de 2010, presentado por los socialdemócratas del SPD (oposición) y los Verdes, aunque no milita en ningún partido, y pese a que la prensa lo consideró el “presidente de los corazones” por su gran popularidad, perdió en la tercera y última votación frente a Christian Wulff para ocupar un cargo honorífico y que ejerce cierto arbitraje moral en el país. La dimisión de Wulff el pasado viernes, como consecuencia de un escándalo por haber recibido regalos de amigos ricos y por intentar intimidar a periodistas, ha devuelto a Gauck a la primera línea de la escena política. Una mayoría de alemanes considera que Gauck es la persona más idónea para recuperar la dignidad del cargo, según un sondeo publicado por el semanario Bild.