Domingo, 26 de febrero de 2012 | Hoy
EL MUNDO › VARIOS MILES DESFILARON POR LAS CALLES DE ROMA Y DE OTRAS CIUDADES ITALIANAS
El paro fue convocado por gremios y organizaciones que no pertenecen a las tradicionales centrales sindicales y que no tratan con el gobierno de Monti por considerar que ha hecho propios los ajustes económicos del gobierno de Berlusconi.
Por Elena Llorente
Desde Roma
En la Jornada de la Memoria y mientras el presidente de Italia, Giorgio Napolitano, dirigía un mensaje recordando el genocidio de judíos durante la Segunda Guerra Mundial pero también la masacre de homosexuales, gitanos, comunistas y otras minorías, varios miles de personas desfilaron ayer por las calles de Roma y de otras ciudades italianas, manifestando contra el plan de recortes del gobierno de Mario Monti.
El paro general fue convocado por sindicatos y organizaciones que no pertenecen a las tradicionales centrales sindicales CIGL-CISL-UIL y que son conocidos como “sindicatos de base”. Son independientes y no tratan con el gobierno de Monti –como en cambio hacen las tres centrales– por considerar que ha hecho propios los ajustes económicos del gobierno de Silvio Berlusconi que prevén cesantías, privatizaciones y un empeoramiento de las condiciones de trabajo en general. Muchos de sus integrantes pertenecieron alguna vez a alguna de las centrales pero se apartaron, porque no se sienten más representados por ellas.
Estos sindicatos u organizaciones –USB, Slai Cobas, CIB-Unicobas, Snater, USI, SICobas y ORSA– que lideran tanto a empleados de empresas públicas como privadas, protestan, dijeron en un comunicado conjunto, por el aumento del IVA, del Irpef (impuesto a la personas físicas), del ticket sanitario que se paga para la asistencia en los hospitales, de la nafta, del impuesto a la propiedad inmobiliaria (ICI) y contra los cambios en el sistema jubilatorio. Estas medidas, subrayaron, fueron impuestas por el Banco Central Europeo y la Unión Europea (UE), que sólo defienden los intereses del gran capital bancario, financiero y económico, descargando los costos de la crisis sobre los trabajadores y los sectores sociales menos pudientes.
A la huelga adhirieron el sector del transporte principalmente, pero también de correos, el personal de las escuelas, los empleados públicos y grupos de inmigrantes. Había comenzado antenoche con los trenes, que pararon por 24 horas. Por la mañana fue el turno de los ómnibus urbanos, los subtes y los aviones. En efecto, varios vuelos fueron anulados en el aeropuerto romano de Fiumicino y los ómnibus y subtes ofrecieron un servicio mínimo.
Al paro se agregaron manifestaciones en varias ciudades. En Roma, adonde vino gente de otras localidades, unas 30.000 personas desfilaron por el centro llevando carteles que, entre otras cosas, decían: “Fuera el gobierno de Monti. Nosotros no pagamos la deuda” y “No a la mafia en el Parlamento” en referencia a algunos diputados sospechosos de connivencia con las mafias. Se trató de la primera huelga importante desde que Monti está en el gobierno pero, según algunas informaciones, la adhesión no alcanzó los niveles que se esperaba. Se habla de un 40 por ciento de adhesión en la ciudad de Turín, del 50 por ciento en Roma y del 15 por ciento en otras ciudades
En Roma, donde basta un accidente callejero para que se complique todo el tráfico, las colas de autos y los bocinazos se hicieron interminables ayer, aun cuando la manifestación y el acto duraron poco más de tres horas. La marcha atravesó varias calles céntricas para terminar en la explanada de San Giovanni, tradicional lugar donde se hacen actos de gran envergadura.
“Queremos que los ciudadanos sean llamados a votar sobre todas las medidas que ha tomado el gobierno, así como se vota en un referéndum”, dijo Giorgio Cremaschi del movimiento No a la Deuda.
“Las centrales sindicales a veces hacen acuerdos vergonzosos sin que los trabajadores ni siquiera se enteren. Yo vengo de una empresa de transportes de la provincia de Lucca (centro de Italia). Con los acuerdos que las centrales están discutiendo ahora con el gobierno estamos retrocediendo veinte años en materia de conquistas laborales. Nosotros estamos de acuerdo en discutir, pero eso no significa aceptar cualquier cosa. Si hay que hacer sacrificios, se puede hablar. Pero que los hagan también ellos”, explicó a Página/12 Giovanni Bosi, de la Unión Sindical de Base.
Anoche terminó la huelga de camioneros que durante esta semana trastornó la circulación en las autopistas de todo el país y obstaculizó la llegada de alimentos frescos, medicamentos y nafta a las ciudades, provocando escasez y alza de precios.
Con todo, el panorama no parece aclararse. Muy por el contrario. La Confederación Europea de Sindicatos prepara una movilización en toda Europa para el 29 de enero, en ocasión de la Cumbre extraordinaria de jefes de Estado y de Gobierno de la UE que se realizará sobre los temas económicos más acuciantes, como el crecimiento y el empleo, el próximo lunes en Bruselas. Pero se podría ir más allá. Hay quien no descarta que, luego de la cumbre, la confederación pueda convocar a la primera huelga general europea, un hecho sin precedentes.
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