El presidente venezolano, Hugo Chávez, puso en duda ayer su participación en la Cumbre de las Américas, cuestión que decidirán sus médicos en las próximas horas, y llamó a dejar de realizar esa reunión hemisférica con Estados Unidos y Canadá por la oposición de estos dos gobiernos a las posturas comunes de los países de América latina y el Caribe. Además, anunció que mañana regresará a La Habana para retomar su tratamiento de radioterapia contra el cáncer, por lo que planteó la posibilidad de extender su estadía en la capital cubana y consultó el parecer de la multitud reunida frente al Palacio de Miraflores.

Chávez habló ayer ante una multitud desde el “balcón del pueblo” de la sede gubernamental para conmemorar el 10º aniversario de su restitución en el poder tras el golpe de Estado del 11 de abril de 2002 y trazó un paralelo entre aquella jornada y las discusiones que se desarrollan en la ciudad colombiana de Cartagena, donde se reunirán los presidentes del continente en la VI Cumbre de las Américas. “No sé si voy. No lo voy a decidir yo, sino los médicos. Tendremos que evaluar (mi viaje a Cartagena) en las próximas horas”, anunció Chávez en relación con su participación en la cumbre y, al respecto, resaltó que no “no es fácil” para él hacer reposo después de batallar toda su vida.

Al iniciar su discurso, trasmitido por cadena nacional, el mandatario advirtió que su alocución no sería tan extensa como las que acostumbra debido a su convalecencia y, en particular, por los efectos de la radioterapia, que “tiene algún impacto en el organismo, en la fortaleza física”. De todos modos, habló más de una hora. “Pero vamos bien y estaremos bien con el favor de Dios. La recuperación fue positiva, el tratamiento va bien y aquí estoy entero, con ustedes a diez años de aquella jornada”, enfatizó.

El jefe de Estado explicó luego la importancia de los dos temas centrales que se discuten en Cartagena: la soberanía de las islas Malvinas, “que son argentinas”, y la participación de Cuba en la Cumbre de las Américas. En ambas cuestiones, relató que el canciller Nicolás Maduro lo interiorizó sobre la coincidencia de todos los gobiernos de América latina y el Caribe a favor de que el Reino Unido se siente a negociar con Argentina la cuestión de soberanía de las islas y de que Cuba sea incluida en la Cumbre.

Los únicos gobiernos que se oponen “de manera furibunda y hasta irrespetuosa” a esta posición son los de Canadá y Estados Unidos “con argumentos que no convencen a nadie”, porque “sencillamente tienen la posición de los imperios. ¿Si estos dos gobiernos se niegan a discutir temas tan profundamente consustanciados con el ser de América latina, para qué más Cumbres de las Américas? Habría que acabar con esa Cumbre y dedicarnos a los nuestro”, instó el mandatario y sugirió reemplazar esa cita hemisférica por la recién creada Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), que excluye a Estados Unidos y Canadá.

Chávez comparó los debates en Cartagena con “la gran revolución de la jornada victoriosa del 13 de abril”, cuando recuperó el poder luego de estar dos días cautivo por los golpistas en abril de 2002. Esa jornada “abrió el camino a la independencia de los pueblos de América latina y el Caribe y a la unidad de nuestra América” porque “ese golpe lo dieron Estados Unidos, la extrema derecha europea, la extrema derecha latinoamericana y la burguesía venezolana, unidos en una gran conspiración con la que pensaron que iban a barrernos”, explicó.

El presidente ponderó la unidad del pueblo con los militares para conjurar el golpe y pidió a los venezolanos mantener esa unidad y fortalecerla. Al respecto, anunció la creación de un comando especial antigolpe, al que anoche instruyó para elaborar en las próximas semanas un plan especial integral para prevenir futuros intentos de interrumpir el orden institucional.

En cuanto a las próximas elecciones presidenciales del 7 de octubre, en las que buscará otro período, Chávez dijo que será el jefe de Estado “durante mucho tiempo más”, pero dijo que sería el primero en salir a reconocer un eventual triunfo de la oposición en el supuesto de una derrota suya. “¡Viviremos y venceremos!”, gritó Chávez tres veces al despedirse de los miles de simpatizantes concentrados en la explanada del Palacio de Miraflores, adonde llegaron varias horas antes, casi uniformemente vestidos de rojo y que lo aplaudieron y vitorearon en varios pasajes de su discurso.