EL MUNDO › EE.UU. (II)
Un aliado amarrete
Alvaro Uribe, el presidente de línea dura de Colombia, concluyó su segunda visita oficial a Washington logrando restablecer la interdicción aérea contra el narcotráfico, pero sin obtener de su colega estadounidense George W. Bush el compromiso de negociar un tratado de libre comercio bilateral. Tras un viaje de cinco días, Uribe culminó su agenda proclamando el éxito de haber concretado ayuda estadounidense para la guerra contra las FARC y las drogas, pero medios de prensa y analistas colombianos hicieron notar el sinsabor que dejó la discusión del tema comercial. Desde Washington, Uribe anunció que los vuelos de interdicción aérea se reanudarán “muy, muy pronto”, y su canciller Carolina Barco añadió que EE.UU. había acogido la propuesta para que el programa se amplíe al combate contra el tráfico de armas. Asimismo, Uribe pidió a Bush equipamiento militar que ya no precise en Irak, al insistir en la necesidad de otorgar a Colombia más ayuda técnica, entre otras cosas para poder encontrar a los tres estadounidenses secuestrados por las FARC en febrero. Ayer, los jefes militares colombianos se ufanaron de que “ha empezado la fase final” de su guerra.