EL MUNDO › ESTADOS UNIDOS EMPIEZA A ENSAYAR SU MODELO PARA EL IRAK POSTERIOR A LA DICTADURA
La democracia del general de división
Con la presencia de un general de división estadounidense, Mosul se convirtió ayer en la primera ciudad de Irak que realiza algo parecido a una elección.
Jay Garner, virtual virrey norteamericano, prepara un gobierno de unidad nacional para este mes.
Por Jorge Marirrodriga *
Enviado especial a Bagdad
Mosul, a 396 kilómetros al noroeste de Bagdad, se convirtió ayer en la primera ciudad iraquí que elige democráticamente (aunque bajo la ocupación estadounidense) un representante después de que unos 250 delegados en nombre de diferentes grupos étnicos y religiosos votaran a un gobernador y a otros 24 miembros del Consejo local. La elección tuvo lugar en el mismo edificio en el que los jueces impuestos por el régimen de Saddam Hussein dictaban sentencia contra los condenados políticos y a ella asistió un general de división norteamericano.
Desde primera hora de la mañana, sunnitas, chiítas, kurdos, turcomanos, cristianos y miembros de diferentes tribus locales se reunieron en el Palacio de Justicia de Mosul para elegir, por primera vez en más de 30 años, al Consejo Local que, desde ayer, gobierna la ciudad. Mosul es una de las primeras localidades de Irak –junto a Kerbala y Najaf– que tiene una administración propia, en contraposición con el resto del país, a excepción del Kurdistán, en que no hay autoridad de ninguna clase. Los delegados eligieron a un sunnita que fuera general del ejército de Saddam Hussein, Ghanen al Boso, que en su consejo tendrá representantes de todos los grupos étnicos y religiosos. A la reunión asistió el comandante de la 101ª División Aerotransportada de EE.UU., David Petreus, quien supervisó la ceremonia.
Horas antes, el administrador de EE.UU. para Irak, el general retirado Jay Garner, se reunió en Bagdad con los directores de los principales bancos iraquíes para estudiar con ellos cómo puede reactivarse cuanto antes el sistema bancario fundamental para efectuar el pago de salarios y pensiones, además de garantizar la liquidez en la calle. El lunes, algunas oficinas en Bagdad, con claras muestras de haber sufrido saqueos, reabrieron durante pocas horas sus puertas al público. Los representantes de los bancos exigieron seguridad para poder abrir sus oficinas. En el centro de la capital iraquí, vehículos blindados de EE.UU. hacían guardia ayer frente a las sedes centrales de las principales entidades bancarias.
Durante los saqueos que asolaron Bagdad y otras ciudades tras la caída del régimen de Saddam, cientos de miles de millones de dinares iraquíes en billetes de 10.000 fueron robados por los asaltantes, bautizados por las tropas de EE.UU. como los Alí Babá. Esto provocó que durante varias semanas en ninguna parte se aceptaran como pago dichos billetes. Hace tres días, los bancos iraquíes hicieron pública la numeración de los billetes robados y, como símbolo de vuelta a la normalidad, los billetes que no pertenecen a esa numeración han vuelto a la circulación, lo que ha supuesto un alivio para numerosas familias que veían cómo sus ahorros se habían convertido en cuestión de horas en papeles sin valor.
Garner también adelantó el lunes cuál será la composición del gobierno provisional iraquí. “Para mediados de este mes, verán un auténtico gobierno provisional que tendrá un rostro iraquí. En eso está trabajando ahora mismo la coalición”, aseguró el general retirado de EE.UU. Según confirmó el mismo Garner, el gobierno provisional estará formado por nueve miembros entre los que se encontrarán los principales líderes políticos; Ahmad Chalabi, del Congreso Nacional Iraquí; Jalal Talabani, de la Unión Patriótica del Kurdistán; Masud Barzani, del Partido Democrático de Kurdistán; Abulaziz al Hakim, hermano del líder del Consejo Supremo para la Revolución Islámica en Irak; e Illad Alawi, del Acuerdo Nacional Iraquí. De los otros cuatro miembros es muy posible que haya por lo menos un representante de la minoría cristiana y varios tecnócratas del régimen de Saddam Hussein. Garner trata así de conseguir un equilibrio no sólo entre fuerzas políticas y religiosas sino también entre los iraquíes del exilio y los del interior del país, que miran con recelo la llegada al poder de personas que llevan decenas de años fuera del país. Ese equilibrio puede ser difícil, tanto o más que el que debe lograrse entre las distintas confesiones y grupos étnicos que componen el país. Hay muchos exiliados, y es previsible que muchos de ellos vuelvan para reclamar su papel en la reconstrucción de Irak, y en la composición de su futuro gobierno. No todos ellos están representados en las organizaciones de opositores a Saddam que residen en el exilio, y que asumieron un papel preponderante en los planes del Pentágono para un Irak post-Saddam. Se plantearán competencias y el problema económico que supone su absorción en el nuevo Estado que se está creando.
* De El País de Madrid, especial para Página/12.