La destitución, el lunes último, de la viceministra de Cultura de Costa Rica, Karina Bolaños, tras la aparición en Internet en un video íntimo suyo desató un fuerte debate en el país centroamericano, especialmente en círculos feministas, acerca de si fue una decisión acertada la de la presidenta Laura Chinchilla. Bolaños fue separada de su cargo casi inmediatamente después de que apareciera un video suyo en ropa interior en el que le envía mensajes a su hoy ex novio.

“Bolaños fue despedida en forma injusta, víctima de discriminación”, dijo la ex diputada y defensora de los derechos de la mujer Gloria Valerín. Por su parte, la fracción legislativa del opositor Partido Acción Ciudadana (PAC) emplazó al gobierno a tomar medidas tan prontas y firmes como hizo con Bolaños, sobre todo en el caso de funcionarios salpicados por escándalos de corrupción, como el vicepresidente Luis Liberman y el ministro de Educación, Leonardo Garnier, a quienes la Procuraduría de ética cuestionó por recomendar a una empresa de allegados a la administración para que optara por un contrato con el Estado.

El gobierno adujo inicialmente que separaba del puesto a Bolaños, quien según el ministro de Cultura, Manuel Obregón, cumplía cabalmente con sus funciones, para que enfrentara el caso desde su ámbito privado. La hoy ex viceministra había sido acusada por su ex novio, un ingeniero nicaragüense, de supuesto acoso sexual, e incluso enfrentaba medidas cautelares. El caso alcanzó otros ribetes, pues Bolaños es la esposa de un conocido diputado del oficialismo, de quien estaba separada tiempo atrás, según relató ella misma a una cadena internacional de noticias. Pero poco después, el ministro Obregón lamentó que Bolaños ocultara a sus superiores la demanda que enfrentaba por acoso, con las respectivas medidas cautelares, y las supuestas extorsiones que, según ella dijo después, sufrió tras un robo del video de su computadora.

La presidenta Laura Chinchilla afirmó el jueves que en el despido de la ex viceministra medió el “interés público” y no la condición de género de la funcionaria. No obstante, las redes sociales se encuentran repletas de mensajes de apoyo a Bolaños, en los que se censura el manejo que la presidenta Chinchilla dio al tema, y dando por hecho que la condición de “mujer” y una visión “machista” del gobierno convirtiera en culpable a una víctima de un robo de un video personal. El escándalo tomó otro ribete en las últimas horas, luego de que Obregón confesara que se investiga si hubo uso de fondos públicos en llamadas telefónicas y en la misma grabación de video, que costó la cabeza a la viceministra de Cultura.

Intelectuales y activistas de los derechos de las mujeres, como la profesora universitaria Monserrat Sagot, condenaron la actuación de la mandataria, mientras que el estatal Instituto Nacional de las Mujeres, Inamu, ofreció ayuda psicológica a Bolaños y condenó el manejo “sensacionalista” del caso por parte de la prensa. En las redes sociales circula un letrero con un “Yo también soy Karina”. En las mismas redes apareció una convocatoria a una marcha para el 11 de agosto en la capital, para protestar por la destitución de Bolaños. El relevo de la viceministra se produjo justo el mismo día en que se conoció una encuesta de opinión que refleja un progresivo desplome de la credibilidad del gobierno entre los costarricenses.