En una jornada signada por la huelga ferroviaria, España elevó ayer a 102.149 millones de euros el ajuste prometido a Bruselas hasta 2014. En tanto, el presidente español, Mariano Rajoy, aseguró que no tomará ninguna decisión sobre un eventual rescate hasta que el Banco Central Europeo (BCE) aclare sus medidas para estabilizar la Zona Euro.

Con los mercados pendientes de una señal, el jefe de gobierno garantizó su compromiso con las políticas de ajuste y reformas neoliberales impulsadas desde Bruselas, al hablar en conferencia de prensa en el Palacio de La Moncloa, en la que hizo balance de sus primeros siete meses en el poder. En la rueda de prensa, Rajoy no profundizó sobre el plan de ajuste presentado a Bruselas, pero precisó que no tiene intenciones de bajar las pensiones el próximo año. Tampoco aclaró si su gobierno renovará los subsidios de 400 euros para los desempleados de larga duración, que se vencen el 15 de agosto. Fue a través de un comunicado que el Ejecutivo indicó que del total del ajuste conjunto, entre aumento de ingresos y recorte de gastos, 38.956 millones corresponden a 2013 y 50.075 millones a 2014. A esto se le suman 13.118 millones de 2012. Además, el gobierno explicó que en el ajuste están incluidas las medidas aprobadas en julio por un impacto equivalente a 65 mil millones de euros. Por lo tanto, el grueso del ajuste está concentrado en las medidas ya conocidas: la suba del IVA, del 18 al 21 por ciento, la supresión del pago de Navidad de los empleados públicos, la reducción del subsidio de desempleo y la supresión de bonificaciones a la contratación. La novedad es que el gobierno indica que los recortes de sanidad y educación, que fueron cifrados en 10 mil millones de euros, se elevaron ahora a 15 mil millones, lo que supondrá un ajuste adicional de 5 mil millones. El mapa del ajuste se complementa con los planes de equilibrio de las comunidades autónomas y ayuntamientos, de unos 18 mil millones de euros.

Tras la habitual reunión del Consejo de Ministros de los viernes –en la que se aprobó el plan presupuestario 2013/2014 que el Ejecutivo remitió a la Comisión Europea (CE) y que cifra el ajuste total acumulado (desde 2012) en 102.149 millones de euros, lo que equivale casi al 10 por ciento del PBI–, Rajoy afirmó que aún no pedirá el rescate, pero tampoco lo descartó. “El presidente del BCE, Mario Draghi, anunció que tomaría medidas no convencionales y quiero conocer esas medidas, qué significan, qué se pretende, si son adecuadas”, agregó. En su intervención, Rajoy defendió las recetas neoliberales para sacar al país de la crisis, aunque reconoció que los recortes, “indispensables” para reducir el déficit y pagar la deuda externa del país, aún no tuvieron los efectos esperados. El desempleo escaló en España hasta el 24,6 por ciento de la población activa en el segundo trimestre del año (casi 5,7 millones de personas) y la recesión se profundizó. “El gobierno sabe a dónde va y sabe lo que tiene que hacer”, remarcó. Y señaló: “Los resultados llegarán más pronto que tarde”.

La voluntad de Rajoy de profundizar los recortes pesó más que su resistencia a anunciar el esperado rescate y los mercados relajaron su presión sobre la deuda pública, lo que se tradujo en un retroceso del riesgo país, que cerró en 550 puntos, 50 menos que en la apertura. El rendimiento del bono a diez años se situó también por debajo del fatídico 7 por ciento, que obliga a una intervención total de la economía similar a la de Grecia, Irlanda y Portugal para evitar el default. Asimismo, la Bolsa de Madrid cerró con una suba del 6 por ciento, la segunda mayor del año, lo que permitió contrarrestar el comportamiento del jueves, cuando el IBEX 35, principal indicador, cayó más de un 5 por ciento.

Mientras, en el inicio de las tradicionales vacaciones de agosto, las consecuencias de las reformas se hicieron eco en Madrid y Cataluña, donde se desarrolló ayer una huelga ferroviaria que reflejó el descontento de los trabajadores por la desregulación del sector que impulsa el gobierno de Mariano Rajoy. En la Estación de Atocha, en Madrid, medio centenar de trabajadores se manifestó a primera hora de la mañana, bajo una fuerte presencia policial desplegada por el Ministerio del Interior. Horas después se produjo allí una nueva protesta en el marco de la cual se vivió cierta tensión entre los manifestantes y las fuerzas de seguridad. Los efectivos antidisturbios se encontraban dentro del área de corta distancia para evitar que los manifestantes accedieran a los andenes, y tuvieron que actuar cuando algunos de los trabajadores intentaron pasar. Después, los trabajadores trasladaron su protesta a las puertas de la estación, donde intentaron cortar una de las calles cercanas a Atocha. En Cataluña se registraron algunos incendios provocados en las vías y activaciones de alarmas en los trenes para causar retrasos.

En total, la huelga obligó a retirar algo más de 550 trenes de las vías españolas de los 1700 que hubieran circulado en un día normal. Los sindicatos convocantes aseguraron que el acatamiento del paro fue masivo, cercano al 90 por ciento. A la huelga estaban llamados unos 30 mil empleados propios y otros 100 mil externos. Los sindicatos estudian convocar más movilizaciones contra la reforma del sector ferroviario –que fija para julio de 2013 la apertura a la competencia del transporte de pasajeros en tren y contempla la división de Renfe, la empresa pública, en cuatro empresas y la integración de la actual Feve en Renfe y Adif– y confirmaron una segunda huelga para el 17 de septiembre.