EL MUNDO › TENíA PROBLEMAS PARA MANEJAR LA IRA, SEGúN INFORMES DEL FBI

El perfil mental del atacante

Alexis mató a doce personas el lunes en un centro militar y fue abatido por la policía. “Es difícil de creer que una persona como este hombre haya podido obtener las autorizaciones y entrar a la base”, dijo el alcalde de Washington.

La policía de Washington informó ayer que completó la identificación de las trece personas que murieron en el tiroteo en un edificio de la Marina. Además del iniciador de los disparos, Aaron Alexis, de 34 años, los demás muertos eran nueve hombres y tres mujeres de entre 46 y 73 años, según informó el Departamento de la Policía Metropolitana. Sin embargo, la policía continúa investigando los motivos que impulsaron a Alexis a atacar a los tiros. Las autoridades, que investigaban la posible intervención de un segundo individuo en la matanza, están seguras de que fue una sola persona la que actuó, según la jefa de la policía de Washington, Cathy Lanier.

Un responsable de Defensa indicó que Alexis pudo ingresar al edificio por medios legítimos. Pero las primeras informaciones sobre el pasado de este ex reservista de la Marina y sus problemas de comportamiento plantean la pregunta de cómo pudo haberse producido el tiroteo –el peor en una instalación militar estadounidense desde el asesinato de trece militares en Fort Hood, Texas, en 2009– en pleno corazón político de Estados Unidos.

“Se trata de uno de los lugares más seguros del país. Y cómo pudo esto llegar a pasar sobrepasa el entendimiento”, dijo el alcalde de Washington, Vincen Gray. “Es difícil de creer que una persona cualquiera como este hombre haya podido obtener las autorizaciones y las calificaciones para entrar a la base”, agregó.

Alexis era conocido por practicar la meditación, pero también por sus ataques de ira. Fue arrestado en 2004 en Seattle por disparar a un automóvil fuera de su casa –aunque después dijo que esos tiros se produjeron por error al limpiar las armas– y en 2010 en Texas por disparar al techo de su vecino. La Marina, donde sirvió desde 2007 a 2011, le imputaba varios episodios de mala conducta e insubordinación, y buscó despedirlo. Sin embargo, no fue objeto de ningún procedimiento judicial y abandonó el uniforme con honores al año siguiente.

Su padre había evocado los problemas de su hijo para manejar su ira y había hecho referencia a estrés postraumático desde los atentados del 11 de septiembre de 2001, según un informe de la policía. Al momento del tiroteo, Alexis trabajaba como informático para un subcontratista encargado de la actualización de la red interna (intranet) de la Marina.

Alexis buscó en varias ocasiones ayuda en el Departamento de Veteranos de Guerra por dificultades mentales, señaló la cadena de televisión CNN. El ex reservista de la Marina se contactó al menos dos veces con hospitales en busca de ayuda. Kristi Suthamtewakul, una amiga, también contó en una entrevista de la CNN que los atentados del 11-S le dejaron secuelas. “Guardaba la ira contra los terroristas que mataron a inocentes.” “Alexis era muy educado, muy amable, apasionado por la vida”, comentó. Asimismo, dejó una buena impresión en el restaurante tailandés de Texas donde trabajaba, señaló la misma amiga. Inclusive durante algún tiempo alquiló un bungalow cerca de un templo budista donde meditaba ocasionalmente, según el diario The Wa-shington Post.

Por su tarea, Alexis tenía una habilitación de seguridad para trabajar en el Edificio 197 de la Marina, en el cual entró el lunes a las 8.20, hora local, y donde abrió fuego. Los procedimientos de habilitación de seguridad están concebidos para determinar si una persona presenta un riesgo potencial de espionaje, no para descalificar a un individuo que haya podido cometer un delito menor años atrás, explicó un responsable del Pentágono.

Los motivos del atacante aún no se conocen y la policía pide a la población ayuda para obtener información sobre los movimientos recientes de Alexis, sus contactos y sus conocimientos, según explicó Valerie Parlave, responsable del FBI encargada de la investigación. El alcalde de Washington se negó a especular sobre los motivos del ataque, pero hizo referencia a los recortes del presupuesto que afectan al gobierno federal y a la Defensa, y que podrían haber provocado una baja en la seguridad en el complejo de edificios llamado Washington Navy Yard, donde trabajan unas tres mil personas.

“Escatimamos de cierta manera. Esto pone en peligro a la gente. Doce personas pagaron el precio”, dijo Gray. La Marina podría haber flexibilizado las condiciones de acceso al Navy Yard para los subcontratistas exteriores con el objetivo de economizar, reveló la revista Time, citando un informe de la Inspección General del Pentágono en etapa de redacción. No obstante, un responsable de la Marina advirtió que en este momento no se sabe en qué medida las conclusiones del informe se aplican al tiroteo de Nay Yard del lunes. El acceso al lugar de los hechos fue restringido al personal indispensable la mañana de ayer para facilitar el trabajo de los investigadores del FBI.

El ministro de Defensa, Chuck Hagel, rindió homenaje a las víctimas del tiroteo en el monumento del memorial de la Marina. Por su parte, el presidente Barack Obama ordenó que las banderas permanezcan a media asta hasta el viernes por la noche en todo el país.

Esta nueva matanza da argumentos a los defensores de la limitación de la venta de armas en Estados Unidos. La senadora demócrata Dianne Feinstein instó al Congreso a dejar de eludir sus responsabilidades y continuar el debate sobre la violencia originada por las armas de fuego.

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Una bandera ondea a media asta en el Capitolio en señal de duelo tras la matanza.
Imagen: EFE
 
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