Sábado, 28 de septiembre de 2013 | Hoy
EL MUNDO › DECENAS DE MUERTOS TRAS UNA EXPLOSION CERCA DE DAMASCO
Mientras un grupo de inspectores de las Naciones Unidas llegaba a Siria para investigar el uso de armas químicas, en las afueras de Damasco una bomba explotó en la puerta de una mezquita a la salida de un servicio religioso.
Apenas un día después del acuerdo logrado entre Estados Unidos y Rusia para el desarme químico de Siria, decenas de personas murieron y un centenar resultaron heridas al explotar ayer un coche bomba cerca de una mezquita en Rankus, en las afueras de Damasco. El ataque coincide con una nueva visita del grupo de inspectores de las Naciones Unidas encargado de investigar el uso de armas químicas en el país y con el desmembramiento de la heterogénea oposición al gobierno del presidente Bashar al Assad por parte de algunos grupos rebeldes. En tanto, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU aprobó una resolución que condena las violaciones de las libertades fundamentales en Siria, hayan sido perpetradas por fuerzas gubernamentales, sus milicias afines o los grupos rebeldes, así como el uso de armas no convencionales.
El presidente del Observatorio Sirio de Derechos Humanos, Rami Adelrahman, cifró los fallecidos en una treintena, entre quienes, dijo, hay civiles y combatientes rebeldes. Por su parte, la activista de la opositora red Sham en la periferia de Damasco, Iman al Huda, elevó los muertos a sesenta, un número similar al ofrecido por otros grupos como la Comisión General de la Revolución Siria.
La explosión se registró cerca de la mezquita Jaled bin Walid, en la zona de Sahl, en el momento en el que los fieles salían del templo al término del rezo musulmán del mediodía del viernes, el más importante de la semana. Al Huda señaló que algunos de los cuerpos quedaron calcinados y que la explosión causó cerca de un centenar de heridos.
La Comisión General de la Revolución Siria indicó, además, que las tropas del régimen dispararon contra Rankus durante los funerales por algunos de los fallecidos por la explosión. Los medios oficiales no difundieron ninguna información sobre este atentado, uno de los más graves desde el inicio del conflicto en marzo de 2011.
Paralelamente, los inspectores de la ONU continuaron con su investigación en Siria sobre el supuesto uso de armas químicas, con la que esperan elaborar un informe antes de finales de octubre. En un comunicado de la ONU publicado en Damasco, el grupo de expertos señaló que ha hecho numerosas entrevistas y ha recibido pruebas y documentos. Esta nueva inspección sobre el terreno, la segunda tras la efectuada el pasado agosto, está previsto que concluya el próximo lunes. El director del equipo, el científico sueco Ake Sellström, afirmó que están aplicando los mismos métodos y técnicas de determinación imparciales que en su primera visita. Sellström citó métodos ambientales y epidemiológicos como el muestreo y análisis de laboratorio, así como entrevistas con los médicos, las víctimas y las partes implicadas en los supuestos ataques químicos. Entre los siete lugares en los que la ONU ha visto justificada una inspección figura Jan al Asal, en la provincia septentrional de Alepo, que fue blanco de un ataque el pasado 19 de marzo. También está la zona de Guta, en la periferia de Damasco, donde la oposición siria acusó al régimen de haber matado a más de mil personas en un ataque químico el pasado 21 de agosto.
En el marco del acuerdo alcanzado el jueves en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, inspectores internacionales, independientes del organismo, desembarcarán en Siria a más tardar el martes para verificar el arsenal químico existente en el país. El plan alcanzado entre Washington y Moscú para la eliminación de las armas químicas en Siria debe completarse para mediados de 2014. Según el texto, las inspecciones en Siria se iniciarán cuanto antes y, como muy tarde, el 1º de octubre de 2013.
Los expertos dispondrán de 30 días para analizar todas las instalaciones sobre las que Damasco ya informó a la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ). El proyecto fija también un plazo de una semana para que el gobierno sirio facilite toda la información relevante sobre su arsenal químico a la comunidad internacional, que completará el dossier ya en poder de la OPAQ. El acuerdo exige que como muy tarde el 1º de noviembre se hayan destruido los equipos de producción de gases químicos, mientras que la eliminación completa de las armas químicas se llevaría a cabo con un plazo límite en la primera mitad del próximo año.
Paralelamente al atentado que sacudió a Damasco, las organizaciones sirias denunciaron fuertes bombardeos de la aviación del gobierno del presidente Bashar al Assad contra la aldea de Al Hader, en el sur de la provincia septentrional de Alepo. El Observatorio y la Comisión informaron de la muerte de once personas, entre ellos una mujer y un niño, de decenas de heridos y de importantes destrozos en viviendas.
Mientras se sucedían las versiones sobre enfrentamientos y víctimas, uno de los dirigentes del opositor Ejército Libre de Siria (ELS) anunciaba en nombre de algunas brigadas rebeldes de varias provincias que dejarán de obedecer órdenes de la Coalición Nacional Siria (Cnfors) y del Estado mayor del ELS. El capitán Amar al Wawi justificó su decisión en que los opositores sirios en el exterior no toman en cuenta las peticiones de los combatientes del ELS.
Con el mismo argumento, también ayer abandonaron la alianza opositora siete brigadas de rebeldes de la provincia sureña de Dar’a. Previamente, la Coalición había anunciado que su presidente, Ahmed al Yarba, buscará pronto un diálogo con comandantes disidentes en la provincia de Alepo. A mediados de la semana, 13 brigadas de orientación islamista, algunas de las cuales reciben apoyo económico y militar de Qatar, y el grupo radical Frente al Nusra habían declarado que la alianza ya no puede hablar en su nombre.
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