Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia liberaron ayer al ex marine estadounidense Kevin Scott, secuestrado desde hacía más de cuatro meses. La guerrilla colombiana pidió al gobierno de Juan Manuel Santos que no coloque obstáculos innecesarios al diálogo que ambas partes mantienen en busca de un acuerdo de paz. También advirtió que tiene voluntad de reconciliación, pero no de rendición. Scott fue entregado en una zona rural del departamento Guaviare, en el sureste del país, a una misión integrada por representantes de los gobiernos de Colombia, Cuba y Noruega, y del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), informó el organismo humanitario en un comunicado.

El soldado estadounidense fue examinado por una médica del CICR, quien confirmó que se encontraba en buen estado físico, agregó el comunicado, divulgado simultáneamente en Bogotá, Wa-shington y Ginebra, y reproducido por la radio colombiana Caracol. Poco antes del mediodía, “Scott fue entregado en el aeropuerto de Bogotá a representantes del gobierno de Estados Unidos”, reportó una nota de prensa conjunta de los gobiernos de Cuba y Noruega.

Más tarde, el secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, señaló, en un breve comunicado, que su país estaba profundamente agradecido con el gobierno de Colombia y “alaba sus esfuerzos incansables para asegurar” la liberación de Scott. El marine retirado fue secuestrado por las FARC el 20 de junio en Guaviare. La organización guerrillera lo acusó de mercenario, mientras el gobierno sostuvo que la víctima estaba en Colombia como turista. El 19 de julio, las FARC ofrecieron entregar a Scott a una comisión integrada por la ex senadora Piedad Córdoba –cercana al grupo guerrillero y partícipe de las anteriores entregas de rehenes desde 2008–, miembros del CICR y un delegado de la comunidad religiosa San Egidio. Pero el gobierno rechazó la participación de Córdoba y sólo autorizó la presencia de delegados del CICR con el objeto de evitar que la liberación de Scott se convirtiera en un show mediático.

A fines de septiembre, las FARC reclamaron que en la entrega de Scott interviniera el pastor bautista estadounidense Jesse Jackson, pero tampoco fue autorizado por las autoridades. El 7 de este mes, las FARC divulgaron una supuesta conversación con Scott, como presunta prueba de vida. Lo calificaron como “folklórico gringo, mascador de chicles y fumador de marihuana”, y admitieron que se trataba de alguien “bueno, ingenuo, noble y despistado”.