Sábado, 3 de mayo de 2014 | Hoy
EL MUNDO › LA VOTACION DE MAÑANA SE DIVIDE DE FORMA PAREJA ENTRE LOS TRES PRINCIPALES CANDIDATOS PRESIDENCIALES
El oficialista empresario textil José Domingo Arias se enfrenta al socialdemócrata Juan Carlos Navarro y al candidato del Opus Dei, Juan Carlos Varela. Los expertos no prevén cambios en la política económica.
Las encuestas vaticinan un empate entre el oficialista José Domingo Arias, el socialdemócrata Juan Carlos Navarro y el centrista Juan Carlos Varela, candidatos presidenciales en los comicios de mañana en Panamá. Una encuesta realizada por la firma Quantix Panamá a 2930 personas indicó que los indecisos representan el 12,4 por ciento de los votantes, pero definirán el resultado de los comicios generales. Arias, del partido Cambio Democrático (CD), lleva como vice a Marta Linares –esposa del actual presidente, el derechista Ricardo Martinelli–; el opositor Navarro, del Partido Revolucionario Democrático (PRD), plantea el combate a la corrupción; un punto en el que coincide con Varela, ex vicepresidente de Martinelli, del Partido Panameñista (PP). Los tres tienen en los sondeos una intención de voto de poco más del 30 por ciento.
Más abajo en las encuestas figuran el líder del izquierdista Frente Amplio por la Democracia (FAD), Genaro López, y los candidatos independientes, el economista Juan Jované, de izquierda moderada, el transportista Esteban Rodríguez y el comunicador Gerardo Barroso. Arias es un economista de 50 años y empresario textil de ropa interior femenina que promete cambios, aunque sus detractores lo tildan de títere de su mentor político, Martinelli. Ministro de Vivienda y viceministro de Comercio Exterior del gobierno de Martinelli, Arias es la carta que se juega CD para continuar en el poder, en un país donde nunca repitió el partido en el gobierno desde el retorno a la democracia, luego de la invasión estadounidense de 1989.
Por su parte, Navarro hizo campaña prometiendo un gobierno de mano dura. El político, de 52 años y perteneciente a una familia vinculada con el capital financiero, aseguró que la “mano dura” caerá sobre los precios altos de la comida, los corruptos en el gobierno y los delincuentes, incluidos adolescentes, que serán “juzgados como adultos” cuando cometan crímenes. Navarro confía en el apoyo de las capas medias, productores agrícolas, indígenas y sectores capitalistas. De hecho acusó al gobierno de violaciones a la Constitución y refutó a Martinelli, quien lo acusó de ser un “vago, desesperado y corrupto”. El programa de gobierno del PRD fue acogido por una fracción del partido Molirena, de tendencia liberal, y del Movimiento Nueva República, integrado por ex militantes de la Cruzada Civilista, que en 1989 ayudaron a derrocar al régimen de Manuel Noriega, capturado por tropas estadounidenses en 1990.
En tanto, Varela, próspero fabricante de ron y ferviente católico de 50 años, es al mismo tiempo vicepresidente y adversario de Martinelli. Durante su campaña aseguró que será un presidente con la “firmeza” del ex mandatario colombiano Alvaro Uribe y el “corazón” de la presidenta chilena, Michelle Bachelet. Es un colaborador del Opus Dei y admirador del papa Juan Pablo II. “Su fe logró cambiar el mundo. Sólo soy un colaborador (del Opus), soy un pecador”, confesó este ingeniero industrial egresado del Instituto Tecnológico de Georgia (Estados Unidos).
En la carrera hacia el poder afloraron denuncias de ataques a medios, espionaje y sobornos, lo que motivó a la Iglesia Católica a proponer la firma de un Pacto Etico Electoral. La Iglesia reprochó, además, el esquema de clientelismo político, fundamentado en el reparto de jamones y dinero en barrios pobres, para captar votos. El magistrado presidente del Tribunal Electoral (TE), Erasmo Pinilla, aclaró sin embargo que en los últimos 23 años hay una “inestimable cuota de paz nacional”, debido a mecanismos que aseguran la democracia.
Ningún ciudadano podrá portar armas en los recintos donde estarán las 6330 mesas de votación en todo el país. En ese sentido, la Misión de Observación Electoral (MOE) de la Organización de los Estados Americanos (OEA) desplegó a 56 observadores. Pinilla asumió el mando de la Fuerza Pública de Panamá para garantizar la transparencia de los comicios. Sostuvo que se equivocan quienes creen que pueden alterar la votación. Una ley seca prohíbe la venta y consumo de licor y fueron dictadas normas contra la coacción de electores.
El sociólogo Marco Gandásegui, director del Centro de Estudios Latinoamericanos (CELA), señaló que el derecho al sufragio será ejercido dentro de un modelo neoliberal. Estimó que si gana cualquiera de los tres candidatos con mayores opciones no habrá cambios en la política económica de Panamá, donde hay un crecimiento del siete por ciento en el Producto Interno Bruto (PIB), pero también brechas sociales profundas y exclusión. El oficialismo intenta convencer al electorado de la bonanza vinculada con megaproyectos como el Metro de Panamá y la Cadena de Frío –promovido por el gobierno de Martinelli para el almacenamiento y distribución de alimentos–, mientras que la oposición advierte de los sobrecostos.
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