Domingo, 29 de junio de 2014 | Hoy
EL MUNDO › SE CALIENTA EL FRENTE MILITAR
El ejército iraquí centró ayer sus esfuerzos en la ofensiva lanzada para arrebatar a los insurgentes el control de la ciudad de Tikrit, unos 170 kilómetros al norte de Bagdad y cuna del fallecido presidente Saddam Hussein. El portavoz de las fuerzas armadas, general Qasem Ata (foto), informó en una conferencia de prensa que sus fuerzas avanzaron hacia Tikrit, capital de la provincia de Saladino, lo que llevó a los “terroristas a huir en forma masiva”. Ata precisó que entre el viernes y ayer murieron decenas de combatientes rebeldes en los enfrentamientos en Saladino, aunque no precisó cuántos muertos hubo en las filas del ejército. Uno de los fallecidos entre los insurgentes de dicha ciudad es el líder militar Abu Abdel Hadi.
Las otras muertes se registraron en la ciudad de Samarra, una localidad ubicada a 40 kilómetros al sur de Tikrit controlada por las tropas y punto de partida en su camino hacia la ciudad natal de Saddam. En la ofensiva utilizan tanques y vehículos blindados, mientras que la aviación iraquí está bombardeando posiciones de los jihadistas del Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL). Una fuente del hospital público de Tikrit señaló que recibieron víctimas por los bombardeos con aviones y artillería lanzados contra la mayoría de sus barrios.
Según fuentes militares, las fuerzas gubernamentales llegaron a las afueras de Tikrit y controlan la sede del gobierno local. Sin embargo, fuentes tribales y testigos negaron que las tropas se hayan acercado hasta ese punto y explicaron que los insurgentes controlan la mayor parte de la carretera que une Tikrit con Samarra, paralela al río Tigris. De acuerdo con esas últimas versiones, las fuerzas leales al gobierno del primer ministro chiíta, Nuri al Maliki, están enfrentándose a los insurgentes en la localidad de Makishifa, a sólo doce kilómetros de Samarra, lo que causó muertes en los dos bandos.
Hace tres días, las fuerzas de seguridad iraquíes dijeron haber recuperado la universidad de Tikrit y varias aldeas próximas al norte de esa ciudad. Los radicales controlan varios lugares de Tikrit, incluidos algunos palacios de la época de Sa-ddam, y ejecutaron a cientos de soldados y civiles, acciones que la ONU calificó de “crímenes de guerra”. En la ciudad de Mosul, tomada el pasado 10 de junio por el EIIL, las fuerzas iraquíes también atacaron por aire varios de sus barrios, resultando muerto Omar al Ahmed, un antiguo jefe militar del anterior gobierno.
Junto con los jihadistas también combaten seguidores del ilegalizado partido Al Baas, de Saddam Hussein, y combatientes tribales sunnitas que aseguran ser discriminados por el actual gobierno. Las operaciones militares también prosiguieron en la provincia occidental de Al Anbar, feudo del EIIL, que pretende crear un califato islámico en Irak y Siria. Sus avances alarmaron a países vecinos como Jordania y Arabia Saudita, mientras que Estados Unidos llamó a los rebeldes sirios a contener a los extremistas, contra quienes también combaten en el nordeste de Siria.
Además, Washington reconoció que está utilizando aviones no tripulados armados (drones) para sobrevolar Bagdad y proteger su embajada en la capital iraquí y a los asesores militares. Sin embargo, aún no autorizó a que los drones bombardeen a los insurgentes, tal como lo solicitó Al Maliki.
El secretario de Estado norteamericano, John Kerry, insistió en que, para lograr respaldo internacional, Irak debe formar un gobierno de unidad nacional, algo a lo que el primer ministro se negó en varias oportunidades. La máxima autoridad chiíta en Irak, el ayatolá Ali al Sistani, también presionó a Al Maliki y el viernes pidió un acuerdo político antes del próximo martes, fecha en que se celebrará la primera sesión del Parlamento elegido en abril.
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