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Sobreviviendo, y cómo...

 Por Eric Nepomuceno

Julio César. Julio César. Ese es el nombre del nuevo héroe brasileño. De arquero de dudosa eficiencia a héroe en un solo partido, el de ayer contra Chile. Un partido que empezó bien para Brasil, luego pasó a mediocre, luego a tenebroso y al final fue pura suerte. Digo: suerte, dependiendo del punto de vista. Mis amigos chilenos, que ahora ven su selección volver a casa, seguramente discreparán.

Hay cosas que definitivamente no se explican. Brasil empezó bien, estaba estructurado y bien armado en la cancha, quizá su mejor partido en el Mundial. Y de repente Hulk comete una falla absurda, y todo se va para el diablo. ¿Es así que pretendemos ganar otro Mundial, el sexto?

Estamos en Brasilia, capital de la república. Cosas de brasileños: ayer, pocas horas antes del encuentro fatal con Chile, Eduardo Campos, del Partido Socialista Brasileño, el PSB, lanzó oficialmente su candidatura a la presidencia. Podría haberlo hecho un día antes o un día después. El plazo final establecido por la ley es mañana, lunes. Pero eligió hacerlo el sábado. Día de partido. Habrá sido de las convenciones más rápidas de la historia: menos de una hora. Mucho más interesados que en formalizar la candidatura, sus adeptos estaban con la cabeza puesta en el partido.

Brasilia. Una ciudad rara, inventada en medio del planalto central de este país continental. A las orillas del lago Sur, una secuencia de restaurantes supuestamente elegantes. Todos absolutamente llenos. Sin ninguna originalidad, la clientela –toda– viste camisas amarillas. Gritan, sufren, cantan, se alegran. Una fiesta tensa, muy tensa. Hay extranjeros en la platea. Gritan igual, aplauden las jugadas (pocas, poquísimas) brasileñas con el mismo entusiasmo, sufren igual.

Luego de la convención que consagró la tan esperada candidatura de Eduardo Campos, los del PSB buscaron bares y restaurantes para ver el partido. También ellos sufrieron, quizás en una especie de anticipo de lo que vendrá en las elecciones de octubre. Pero ayer era ayer, otro día, otra cosa. Brasil ganó, pero jugando pésimo.

¿Qué le pasó a la selección? Tendremos hasta el viernes, día de enfrentar a Colombia y su juego alegre, divertido y veloz, para encontrar alguna respuesta a esa y a tantas otras preguntas.

Hay muchas dudas nuevas, luego del partido de ayer. Felipao, tan reacio a hacer cambios en la formación, accedió. Pero los que entraron no justificaron para nada su presencia en la cancha. Fernandinho entró reemplazando a Paulinho, pero de inho a inho nada cambió. Brasil sigue sin un juego de medio campo hábil, justo. La defensa sigue cometiendo errores absurdos. En los 120 minutos –los reglamentarios más la prorrogación–, el arquero chileno hizo tres, quizá cuatro defensas importantes. La mejor jugada chilena nació en una falla olímpica de Hulk, de la selección brasileña. Y, a partir del gol apuntado por Alexis Sánchez, lo que se vio en la cancha fue la selección brasileña empeorar a cada jugada, derrumbándose sola, confundiéndose sola. Bueno, pasamos. Logramos, en los penales. Gracias a las milagrosas defensas de Julio César, un arquero muy desconfiable que ayer se superó. Ahora nos toca enfrentar Colombia, y muy posiblemente sin Neymar, que ayer salió de la cancha con fuertes dolores.

Quizá deberíamos hablar de otras cosas. Pensar, por ejemplo, en cómo estará Chico Buarque en París, viendo los partidos solo o en casa de su amigo el fotógrafo Sebastião Salgado. Podríamos especular con quién Dilma Rousseff, la presidenta futbolera, vio el partido de ayer. Podríamos pensar en una y mil cosas. Pero la verdad es que se anunció que Brasil entraría a la cancha decidido a sofocar a Chile y a encantar a la hinchada. Y lo que se vio ha sido una selección absolutamente sofocada todo el tiempo. Acorralada, apichonada, tímida, torpe.

De todas formas, seguimos. Pero sin convencer a nadie. Pura suerte. El viernes tiene hora –cinco de la tarde en Brasil– y nombre, Colombia. Una vez más, será ganar o ganar.

Vaya Mundial. Ayer, hicimos un primer tiempo interesante. Y un segundo tiempo deprimente.

Argentina trata de descubrir cómo enfrentar la amenaza de default. El gobierno italiano traza programas para traer más productos de lujo a Brasil. Ropas de firmas famosas, por ejemplo. En Irak, más de mil chinos son retirados de la zona de conflicto. Casi todos trabajan en obras de construcción. Shakira y sus piernas magníficas dicen que James Rodríguez decididamente es el mejor jugador de esta Copa. Shakira. Las piernas de Shakira. Bueno, la verdad es que millones de brasileños se fueron a dormir ayer mucho más preocupados con las piernas de Neymar. Si con él enfrentar a Chile fue una pesadilla, sin él el partido del viernes será mucho más complicado.

Eduardo Campos, del Partido Socialista Brasileño, confirmó que será adversario de Dilma Rousseff en octubre.

¿Alguien, además de él, estuvo interesado en eso ayer?

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