EL MUNDO › ULTIMATUM A LOS MILICIANOS CHIITAS Y MAYOR VIGILANCIA EN IRAK
En el límite entre ocupante-ocupado
Las milicias del líder chiíta Moqtada Sadr se niegan a entregar las armas a las fuerzas de ocupación pese al ultimátum que ayer dio el comando estadounidense. “No obedeceremos más que a Dios y a nuestros dirigentes religiosos. Nos importa poco lo que dicen los norteamericanos”, dijo ayer el jeque Jauad Al Issaui, mano derecha de Sadr en la ciudad de Najaf. Por primera vez desde el fin de la guerra, Gran Bretaña mandó más soldados (120) a Irak. Y se espera que el ministro de Defensa británico, Geoff Hoon, anuncie hoy el despliegue de más tropas. Por otro lado, el diario The Washington Post dijo que la red terrorista Al Qaida está formando un nuevo frente en Irak y que su líder en ese país estaría reclutando combatientes en Bagdad y en la frontera con Irán.
Las fuerzas angloestadounidenses dijeron que las milicias chiítas de todo el país tienen tiempo hasta el próximo sábado para entregar sus armas. “Luego de esa fecha, tomaremos sus armas y si se resisten, los arrestaremos”, dijo ayer el vocero de los marines norteamericanos en Najaf. Luego del atentado del 29 de agosto en esa localidad, donde murió el líder chiíta Mohammed Baqr Al Hakim, las milicias chiítas tomaron el control de varias ciudades iraquíes. Mientras, Sadreddin Al Kubbanji, jefe en Najaf del Consejo Supremo de la Revolución Islámica en Irak, informó ayer que un hombre fue descubierto el sábado en la casa del ayatola Bachir Al Najafi. Allí confesó ser miembro de los Fedayines de Saddam, la fuerza paramilitar del ex presidente iraquí y que tenía órdenes de matar a Najafi, un importante líder religioso entre los chiítas iraquíes. El hombre, que fue detenido inmediatamente, también confesó haber asesinado a dos soldados norteamericanos en Bagdad, declaró Kubbanji.
Al parecer, los asesinatos en Irak son moneda corriente desde que terminó la guerra. En los últimos dos meses, en este país se ha registrado un aumento en los homicidios, sostiene el director de la Oficina de Medicina Forense de la capital, Faik Amin Bakr. Según él, en agosto su oficina investigó 872 muertes sospechosas, mientras que en julio fueron 751. “De los muertos registrados en julio, 498 fallecieron por armas de fuego o bombas”, agregó Bakr, que ayer dio a conocer cifras sobre el empeoramiento de las condiciones de seguridad en Bagdad.
Por primera vez desde que terminó la guerra, el 1 de mayo pasado, Gran Bretaña envió 120 soldados a Irak. Los militares, que hasta ahora estaban estacionados en la isla de Chipre, llegaron ayer a Basora, en el sur de Irak, para custodiar los oleoductos de la región. Además, se espera que el ministro de Defensa británico, Geoff Hoon, anuncie hoy el despliegue de hasta 3000 nuevos soldados británicos en Irak. Actualmente, en el sur del país hay 10.500 efectivos de Blair.