EL MUNDO
Un día de fuego amigo (y enemigo) de la resistencia en Bagdad y Mosul
Una patrulla norteamericana fue atacada ayer en Bagdad, pero las víctimas fueron civiles iraquíes, mientras estallaba una granada contra un cine en Mosul.
Por Jorge Marirrodriga *
Enviado especial a Bagdad
Un iraquí murió ayer y otras 22 personas resultaron heridas cuando una bomba dirigida contra un blindado estadounidense estalló junto a un autobús de línea en Bagdad, según informaron fuentes de la policía iraquí en la capital. La explosión, registrada en el barrio de Adhamiya, no causó ningún daño a los soldados de EE.UU. contra los que se había planeado el atentado. Mientras, en el norte de Irak, una granada lanzada por desconocidos en un cine de Mosul mató a dos personas e hirió a ocho. Según el jefe de policía Zaid Auni Kassim, últimamente ha habido ataques contra negocios “que venden alcohol y algún cine” de esa ciudad. Aclaró que los cines atacados no exhibían películas porno, sino films “que pueden tener escenas de sexo”. Hace 10 días se desactivó una bomba en un edificio donde hay un videoclub que vende películas porno. Y esta semana, un local que alquila estas películas fue blanco de una granada.
El artefacto estaba colocado en la vía media de una avenida que se caracteriza por un intenso tráfico. Desde que han aumentado las medidas de autoprotección de los soldados estadounidenses, las patrullas de vehículos blindados, que de vez en cuando circulan por la capital iraquí, evitan hacerlo por el carril derecho, es decir, el adyacente a las aceras, para evitar las bombas trampa colocadas en estas zonas. Los atacantes ya han tomado nota de ello, y así cuando a las 9.30 de la mañana hora local pasó por allí la patrulla estadounidense, accionaron la bomba. Sin embargo, lo hicieron tarde y el artefacto estalló cuando un autobús repleto de pasajeros que circulaba detrás pasaba sobre la bomba. Un anciano falleció y entre los heridos se cuentan numerosas mujeres y niños.
Horas antes, zapadores estadounidenses habían conseguido desactivar otro artefacto explosivo colocado en la plaza de Tahrir, en pleno centro de la capital iraquí. En un tercer atentado con bomba perpetrado en la madrugada de ayer, cinco policías iraquíes resultaron heridos cuando viajaban situados detrás de un vehículo estadounidense en el barrio de Azamiya. Los trabajos para el refuerzo de la seguridad contra atentados en la capital iraquí avanzan a marcha forzada y los bloques de cemento de tres metros de altura están reemplazando en cuestión de horas a los alambres de púa y las barricadas de arena que protegían numerosos edificios oficiales iraquíes, acuartelamientos de los soldados de EE.UU. y los hoteles donde se concentra la prensa internacional. No queda un edificio oficial donde iraquíes de civil no cacheen exhaustivamente –a veces en exceso– a los visitantes. La figura del vigilante de seguridad, todavía de civil, también se ha extendido a numerosos negocios privados.
Mientras, una hemorragia interna ha sumido en estado crítico a la ministra de Exteriores del Consejo Provisional Iraquí, Akila al Hashemi, quien el pasado sábado fue tiroteada en un atentado cometido en la capital iraquí del que consiguió salvar la vida, aunque en condiciones precarias. Al Hashemi fue internada en principio en un hospital iraquí para ser trasladada después a un hospital militar estadounidense con el objetivo de aplicarle un tratamiento más efectivo. Sin embargo, la política iraquí, que debía haber acudido el pasado martes a la Asamblea General de Naciones Unidas en Nueva York, lejos de mejorar ha empeorado en las últimas 24 horas y anoche se encontraba en estado crítico. Al Hashemi es una traductora y diplomática provisional de origen chiíta y es la mujer que ocupa el cargo de mayor importante en el Ejecutivo iraquí nombrado por el administrador de Estados Unidos para Irak, Paul Bremer.
* De El País de Madrid, especial para Página/12.