Martes, 16 de diciembre de 2014 | Hoy
EL MUNDO › DECENAS COMBATEN EN SIRIA E IRAK AL MENOS DESDE 2012
Australia recibió, en lo que va del año, una serie de amenazas de ataques terroristas contra su territorio, mientras decenas de australianos viajaron a Siria para combatir en el conflicto que atraviesa ese país. El gobierno elevó, en septiembre, de media a alta su alerta por terrorismo, dejándola tan sólo un nivel por debajo de la alerta máxima.
Ese mismo mes, 800 policías descubrieron en varias redadas un plan para decapitar a un civil en un lugar público del país. En total, unos 60 australianos están luchando en la actualidad en Siria e Irak, según datos de los servicios secretos australianos. “Nos preocupa que algunas personas se inspiren en los conflictos de Siria y cometan actos terroristas aquí –advirtió la inteligencia de ese país–. Quienes vuelven están posiblemente radicalizados y tienen conocimientos, experiencia y redes para perpetrar atentados con muchas víctimas en Australia y otros países occidentales.”
Se tienen noticias de australianos combatiendo en Siria desde 2012, cuando dos hombres de Melbourne –de ascendencia libanesa y turca– murieron supuestamente después de unirse a milicianos relacionados con Al Qaida. Un año más tarde, en septiembre de 2013, un hombre de 27 años de Brisbane –también de ascendencia libanesa– chocó un vehículo cargado de explosivos contra una escuela que utilizaban soldados en el este de Siria, matando a 35 de ellos. Y, en los primeros seis meses de 2014, cinco australianos murieron luchando junto a los extremistas en Siria, la mayor parte de ellos de raíces libanesas o turcas y de edades cercanas a los 20 años.
Según información que proviene de los servicios de inteligencia, un centenar de personas proporcionan apoyo desde Australia a los jihadistas de Irak y Siria. En diciembre del año pasado fue arrestado en Sydney un grupo de hombres a los que se acusó, entre otros delitos, de reclutar a seis personas para enviarlas a Siria. En agosto pasado se aprobó una nueva ley para disuadir a los australianos de embarcarse en la lucha jihadista que amenaza con prohibir el regreso al país o revocar el pasaporte a quien tome ese camino. Se trata de una de las leyes antiterroristas más duras de Occidente, y permite a los servicios secretos interrogar a escondidas a sospechosos durante una semana. También permite arrestar y mantener bajo arresto domiciliario a sospechosos sin contar con una orden judicial.
A mediados de septiembre, el primer ministro, Tony Abbott, aseguró que enviaría unos 600 efectivos del ejército para ayudar en la lucha contra la milicia terrorista Estado Islámico (EI), aunque no especificó si esos soldados podrían participar en operaciones de combate. El 3 de octubre, Australia aprobó un ataque aéreo contra objetivos del EI. Hace tan sólo unos días, el 4 de diciembre, Australia decidió prohibir a sus ciudadanos que viajen a la provincia siria de Al Rakka, donde el EI mantiene uno de sus feudos.
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