Jueves, 25 de febrero de 2016 | Hoy
EL MUNDO › LOS IRANíES VAN MAñANA A LAS URNAS PARA ELEGIR EL NUEVO PARLAMENTO
Una buena elección para los reformistas reforzará el gobierno de Rohani, que firmó el acuerdo nuclear con Occidente. Por el contrario, una victoria de los de línea dura podría significar una vuelta a la confrontación con las potencias.
Por Kim Sengupta *
Las manifestaciones callejeras están prohibidas, al igual que los altavoces. La campaña para las primeras elecciones parlamentarias de Irán desde el acuerdo nuclear con Occidente comenzó como un asunto discreto.
Pero en los últimos días antes de la votación de mañana la campaña de repente ha cobrado fuerza. Carteles, desplegados vivamente, aparecieron de la noche a la mañana en las paredes de Teherán. El número de actos se multiplicó. Los votantes de Irán son muy conscientes de la enorme importancia de lo que está a punto de suceder.
Los resultados de las elecciones serán cruciales no sólo para las 77 millones de personas de Irán, sino también para el mundo. Una buena actuación de los reformistas reforzará el gobierno del presidente Hassan Rohani, quien firmó el año pasado el histórico acuerdo nuclear con las potencias mundiales, y que ayuda a que el país no esté aislado.
Una victoria para los de la línea dura, por otro lado, podría significar una vuelta a la confrontación con las potencias, la posibilidad de la desintegración del acuerdo nuclear, y el retorno a las sanciones que durante tanto tiempo paralizaron la economía de Irán.
Yasmine, de 23 años, una estudiante de arte en la Universidad de Teherán, dijo: “La inversión extranjera está llegando y esta es la oportunidad ideal para tener un parlamento moderno que puede tomar las decisiones correctas para mejorar.
“Nosotros hemos atravesado tiempos muy difíciles, y los jóvenes queremos un futuro mejor. Creemos que estas elecciones podrían ser el comienzo. Como jóvenes iraníes deseamos poder disfrutar de nuestros plenos derechos, sin tener miedo”.
Las elecciones no son sólo la renovación del Parlamento de Irán, el Majlis, también de la Asamblea de Expertos, el cuerpo de clérigos que de vez en cuando eligen al Líder Supremo del país. El gran Ayatolá Ali Jamenei tiene ahora 76 años y aparentemente está enfermo, de manera que los Expertos elegidos por ocho años, probablemente escojan al próximo titular del poder de Irán.
Existía el temor de que el resultado ya estuviera arreglado: el Consejo Guardián del país, que veta a todos los candidatos, se ha negado a permitir que miles de reformistas se postulen. Entre ellos se encontraba Hassan Khomeini, que se había pensado que era intocable como el nieto de Khomeini, el fundador de la República Islámica. El clérigo, de 43 años, al que le gusta enviar mensajes teológicos, políticos y sociales a través de Instagram, acaba de perder su apelación contra su descalificación. Pero los reformistas no se darán por vencidos. Ellos no van a boicotear las urnas, como propusieron inicialmente unos pocos desilusionados; tal abstención solo le permitió en 2013 a Mahmud Ahmadinejad, el ex presidente de línea dura y un encarnizado enemigo del liberalismo, para consolidar su poder. En cambio, se han movilizado.
Cientos apretujados en una sala en el centro de Teherán participaron en una manifestación para mostrar su apoyo a una coalición reformista. El estado de ánimo era de desafío; la palabra “reforma” en cada canción, en cada grito, una demostración de la sed de cambio. “Viva la reforma”, “No se puede matar la reforma”, “La reforma será la ganadora,” gritaban.
El líder del movimiento reformista para el parlamento es Mohammad Reza Aref, un profesor universitario que se retiró como candidato presidencial en 2013 para darle a Rohani una oportunidad de ganar. Mohammad Jatami, el ex presidente, una figura venerada entre los progresistas, es su jefe.
Su elección para el Líder Supremo es el Ayatolá Ali Akbar Hashemi Rafsanjani, otro de los líderes originales después de la caída del Sha, y un asesor clave del ayatolá Khomeini durante la guerra de Irán-Irak.
Pero son los aliados de los reformistas en lugares inesperados los que pueden ser su salvación. Ali Larijani, el veterano presidente de los Majlis que lidera un grupo de alrededor de 50 parlamentarios conservadores, probablemente cambie su considerable influencia política para respaldarlos. Entre otros conservadores un bien conocido ex parlamentario, Ali Motahari, officialmente se unió a la lista de la reforma.
Larijani está cada vez más preocupado por la línea dura. Apoyó al presidente Rohani en su búsqueda de un acuerdo nuclear y en su intento de instituir las reformas económicas, y a cambio fue castigado por los fanáticos.
Tres de los más prominentes líderes de línea dura –el ayatolá Mohammad Yazdi, jefe de los profesores del Seminario de Qom; el ayatolá Mohammad Reza Kermani, jefe de la Asociación de Clérigos Combatientes, y el ayatolá Mesbah Yazdi, del Frente de Resistencia– le pidieron a Larijani que se les uniera contra el enemigo común reformista. Fue rápido en declinar su invitación.
La decisión de prohibir a Hassan Jomeini provocó remordimientos entre algunos en el centro religioso de Qom. “El es conocido como una persona moderada, es carismático, elocuente y con una mente abierta”, dijo Fazel Meyboudi, un clérigo. “El volverá con fuerza para las próximas elecciones, tiene ocho años más para ser popular.”
El Consejo Guardián sostiene que la descalificación de Jomeini no tiene relación con la política, sino que simplemente tenía demasiada poca experiencia para ser Experto. “Seamos realistas, él es sólo un niño”, dijo Hamidreza Taraghi, un analista cercano a los tradicionalistas clericales.
La mayoría de los 88 miembros del Consejo son mayores de 80. Los reformistas creen que si sólo la mitad de los que votaron por Rohani cuando se postuló para la presidencia apoyan la alianza de reformistas y conservadores, tres de las mayoría de los líderes de línea dura de Irán serán derrotados en su intento de ser elegidos.
“Algunos políticos que son descriptos como conservadores no son muy conservadores en muchos temas así que pueden apoyar la reforma”, señaló Kazem Jalali, un parlamentario con experiencia. “La situación es compleja.”
No siempre es fácil ubicar a los políticos en el mosaico de la política y la religión iraní. El ex parlamentario Motahari había sido crítico del establishment y del aparato de seguridad. Desde entonces, tomó como emblema el caso de Sattar Beheshti, un blogger que murió bajo custodia policial, y declaró que se debe seguir avanzando con los derechos civiles.
“El primer paso fue la elección presidencial de 2013, y el siguiente paso serían las elecciones parlamentarias”, dijo Todo esto le ha dado lustre a sus nuevas credenciales progresistas.
Sin embargo, Motahari está también fuertemente implicado en otra campaña –en contra de que las mujeres usen calzas en público–. El ministro de Interior de Irán, Abdolreza Rahmani Fazli, fue convocado al Parlamento por no ponerle freno a las prendas de moda. Los parlamentarios miraron las fotografías de las mujeres que usan calzas. Fazli protestó que esto no era prueba de que las leyes del hijab no fueran respetadas –pero igualmente fue censurado–.
La representación femenina en el parlamento sigue siendo lamentablemente baja; sólo 49 han cumplido funciones allí desde 1979. El presidente Rohani habló de la autonomía de la mujer pero ha hecho poco para convertir esto en realidad. Se lanzó una campaña el pasado otoño para aumentar el número de mujeres parlamentarias de las actuales nueve a un 30 por ciento pero las activistas tienen pocas esperanzas.
Las mujeres jóvenes como los hombres jóvenes creen que el problema principal que enfrentan es la falta de puestos de trabajo. “La piedra basal debe ser la economía que está en un estado terrible”, dijo Mohammad, un estudiante de inglés de 26 años en la Universidad de Teherán. “Las sanciones internationales han sido perjudiciales tanto a nivel psicológico como económico. Pero nuestros políticos también han mal administrado la economía. Ahmadinejad fue el culpable, Rohani está tratando de reparar el desorden.”
Los estudiantes también están unidos en su creencia de que los reformistas va a ganar al final. “OK, han descartado injustamente a muchos candidatos”, dijo Navid, un estudiante de filosofía. “Pero el secreto es que mucha gente concurra a votar. Si suficientes personas hacen eso, la reforma va a ganar. Estamos hablando con la gente, diciéndoles que realmente lo van a lamentar si dejan escapar esta oportunidad.”
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
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