EL MUNDO

Todos dicen que es hora de hacer las paces y acelerar la reconstrucción

Gobernantes pro y antiguerra en Irak coincidieron ayer que tras la detención del depuesto líder iraquí llegó el momento de la reconciliación y reconstrucción conjunta de ese país del Golfo.

Con la captura de Saddam Hussein, y mientras Washington mantiene un silencio de radio sobre una eventual revisión de su política exterior, varias personalidades y gobernantes del mundo subrayaron ayer la necesidad de dejar de lado las diferencias pasadas sobre la cuestión de Irak para avanzar en la reconstrucción de este país y el traspaso de la soberanía a los iraquíes. Los principales socios de Bush en la invasión a Irak, Tony Blair y José María Aznar, festejaron la noticia. “Allí donde su reino significaba el terror, la división y la brutalidad, esperemos que su detención sea sinónimo de unidad, de reconciliación y de paz entre todos los iraquíes”, dijo el primer ministro británico. Entretanto, Francia –opositor a la guerra en Irak– declaró que está lista para ocupar “todo su lugar” en la reconstrucción iraquí.
El otro gran aliado de Estados Unidos, el jefe de gobierno español, José María Aznar, dijo que “Saddam Hussein debe pagar por sus crímenes”. Más moderadas fueron las declaraciones del secretario general de la ONU, Kofi Annan, que siempre se opuso a la guerra en Irak: la detención del ex presidente iraquí es una oportunidad para “dar un ímpetu renovado a la búsqueda de la paz y la estabilidad en Irak sobre las bases de un proceso completamente transparente”, indicó. En Polonia, Italia y Australia, que mandaron tropas a Irak para apoyar a las fuerzas anglonorteamericanas, recibieron la noticia con alivio. Mientras Italia recién sale del luto por la muerte de 14 militares italianos en la ciudad iraquí de Nasiriya, en noviembre pasado, el premier Silvio Berlusconi dijo que, cuando se enteró del arresto, pensó “en palabras como paz y reconciliación. Pensé en Irak, pero también en la Autoridad Palestina e Israel”. Por su parte, el premier australiano John Howard dijo que “la captura de Saddam levantará un gran peso y eliminará un gran miedo al pueblo de Irak”. “Un gran éxito de las fuerzas ocupantes”, fueron las declaraciones del presidente polaco Aleksander Kwasniewski sobre la noticia.
Mientras tanto, las dos puntas de lanza de la oposición a la guerra, Francia y Alemania, aprovecharon el arresto de Saddam para acercarse a Washington. En un comunicado, el canciller alemán Gerhard Schroeder, cuya relación con Bush es bastante distante, felicitó al presidente estadounidense y declaró que espera que la detención permita “apoyar los esfuerzos de la comunidad internacional para la reconstrucción y estabilización de Irak”. En París, el jefe de la diplomacia francesa, Dominique de Villepin, indicó que la noticia “es un aliento para que la comunidad internacional recupere su unidad”. Por su parte, el presidente francés Jacques Chirac declaró escuetamente a través de su vocera que “se alegra de la captura de Saddam Hussein, calificándola de acontecimiento importante”.
Más al sur, en Brasil, el asesor especial del presidente Luiz Inácio Lula da Silva para Asuntos Internacionales, Marco Aurelio García, pidió que Saddam sea juzgado en el Tribunal Penal Internacional, del cual Brasil forma parte. García dijo que espera que su captura “acelere” la salida de Irak de las tropas de ocupación y la entrega definitiva del país al pueblo iraquí. Y recordó que la incertidumbre sobre el paradero de Saddam fue un argumento frecuente de los estadounidenses para mantener sus tropas en Irak.

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Paul Bremer (der.) y Ricardo Sánchez (izq.) anunciaron a la prensa la captura de Saddam.
El administrador civil de Irak y el jefe militar de las fuerzas de Estados Unidos en ese país.
 
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