[cerrar]

Comparta esta nota con un amigo

E-Mail de su amigo
Su nombre
Su E-Mail

Por A. G. *
Desde Los Angeles

George Soros ha donado casi 5000 millones de dólares a lo largo de los años para ayudar a las democracias emergentes de Europa del Este a recuperarse de la sombra de la tiranía. Ahora está aplicando los mismos principios –y un buen trozo de su propia fortuna– a Estados Unidos, donde considera que la derrota de George W. Bush en las elecciones presidenciales del año próximo es “una cuestión de vida o muerte”.
Hasta el momento, ha gastado más de 15 millones, dos tercios de ellos donados a un grupo de orientaciones progresistas llamado América Vuelve a Estar Junta, que se propone movilizar a los votantes en los Estados que son campos de batalla clave en noviembre próximo, tres millones a un nuevo think-tank dirigido por John Podesta, el ex secretario general de la presidencia de Bill Clinton, y 2,5 millones al grupo de presión por Internet MoveOn.org, apasionadamente anti-Bush, para ayudar a pagar los avisos televisivos que golpean al presidente.
Donaciones políticas de esta escala tienen precedente. En la derecha, figuras como Richard Mellon Scaife y Howard Ahmanson han donado cientos de millones de dólares a lo largo de los años a proyectos políticos tanto de alto nivel (la puesta en marcha del thint-tank Heritage Fundation, la fuerza motriz de la presidencia de Reagan), como de bajo (investigaciones de los pecadillos sexuales del presidente Clinton y del suicidio de uno de los miembros clave de su Casa Blanca, Vincent Foster). Pero en la izquierda rara vez se ha visto algo de este tipo. Soros ya ha dado dinero a campañas políticas en el pasado –122.000 dólares sólo para las elecciones de 2000–. Esto, sin embargo, es muy diferente. En entrevistas recientes, ha comparado la retórica de “con nosotros o contra nosotros” de la administración Bush al lenguaje político de la Alemania Nazi. Y en un libro de próxima aparición, The Bubble of American Supremacy (La burbuja de la supremacía norteamericana), afirma que la destructiva arrogancia de la Casa Blanca, en Irak y en otras partes, es como un recalentamiento del mercado accionario que no sólo debe sino que inevitablemente será corregido.
El financista y filántropo nacido en Hungría describe las políticas de la administración como “una forma cruda de darwinismo social” y agrega: “La llamo cruda porque ignora el rol de la cooperación en la supervivencia de los más aptos, y pone todo el énfasis en la competencia”. Y explica por qué la actual administración está en las antípodas de la ideología de su internacional Instituto para una Sociedad Abierta. “La ideología supremacista de la administración Bush está en oposición a los principios de una sociedad abierta, que reconoce que la gente tienen distintas opiniones y que nadie está en posesión de la verdad definitiva”.
“Cuando el presidente Bush dice, como lo hace a menudo, que la libertad prevalecerá, quiere decir que Norteamérica prevalecerá. En una sociedad libre y abierta, se supone que la gente debe decidir por sí misma lo que interpreta por libertad y democracia, y no simplemente seguir el liderazgo norteamericano... Se ha abierto una brecha entre EE.UU. y el resto del mundo”. Y a diferencia de otros críticos que han comparado a la ligera a la Casa Blanca de Bush con los nazis, Soros habla con cierta autoridad, ya que sobrevivió la ocupación alemana de Budapest siendo un niño.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.