EL MUNDO
Ojo por ojo y diente por diente a la zaga de la escalada medioriental
Israel y la organización fundamentalista Yihad Islámica planificaban ayer sus operaciones de represalia por las muertes de ambos lados en Navidad. El ejército israelí mantendrá los bloqueos sobre Gaza y Cisjordania, pero no impondrá el toque de queda en las ciudades.
Por Ferrán Sales *
Desde Jerusalén
La organización palestina Yhad Islámica y el ejército de Israel se preparan para la venganza, tras la jornada sangrienta del día de Navidad que se saldó con 10 muertos. Ayer, mientras los dirigentes del grupo fundamentalista prometían que el asesinato selectivo perpetrado contra los dos máximos jefes de la milicia integrista en Gaza no quedará impune, el ministro de Defensa Shaul Mofaz se reunía con sus colaboradores para estudiar una respuesta contundente al ataque suicida llevado a cabo en Tel Aviv, donde murieron cuatro soldados.
“Responderemos al asesinato de Mokled Hamid con un ataque al corazón de Israel”, aseguró ayer Jaled Al Batch, el jefe político de la Yihad Islámica en el transcurso del entierro del responsable militar de la organización, celebrado en el campo de refugiados de Jabalia, al norte de Gaza. El anuncio de la venganza fue coreado y aplaudido por cerca de 20.000 personas que asistieron a los actos fúnebres del dirigente militar. El otro jefe de la milicia armada de la Yihad, Nabil Shreihi, muerto asimismo por el misil lanzado desde un helicóptero israelí, fue enterrado en el cementerio del campo de Nuseirat, junto con las otras tres víctimas.
A la misma hora en que se llevaban a término los cinco entierros en Gaza, el ministro de Defensa Shaul Mofaz se reunía en la sede del Ministerio de Defensa en Tel Aviv con sus más estrechos colaboradores, entre ellos los responsables de la policía y de los servicios secretos del interior Shin Beth. El orden del día de la reunión tenía un solo punto; planificar una respuesta al atentado suicida de la tarde anterior. Y se llegó a la conclusión de que los dos objetivos principales a atacar son la estructura de Yihad Islámica y la del Frente Popular para la Liberación de Palestina, que reclamó la autoría del atentado suicida.
Los responsables del ejército, a modo de prólogo de la represión, ordenaron ayer por la mañana la destrucción de la casa de la familia de Said Hanani, de 18 años, en Beit Furia, cerca de Nablus, el autor del atentado suicida en las cercanías de Tel Aviv. El mando militar ordenó mantener el bloqueo de Cisjordania y Gaza pero rechazó la sugerencia de establecer un toque de queda sobre las principales ciudades palestinas.
Por otra parte, ayer dos militantes pacifistas, uno israelí y otro norteamericano, fueron heridos por balas del ejército en el transcurso de una manifestación celebrada junto al muro de separación entre Israel y Cisjordania en el límite municipal de Kalkilia, en el tramo cercano a la población de Masha, una aldea de 400 habitantes. Los manifestantes trataron de romper la valla y abrir la verja que separa a este pueblo palestino de sus propios campos de cultivo y que permanece cerrada desde hace dos meses, impidiendo a los agricultores efectuar sus labores en las huertas. La manifestación fue repelida por los soldados que lanzaron en un primer momento gases lacrimógenos, pero poco después optaron por disparar sus armas automáticas contra los manifestantes, para tratar de impedir que el muro fuera destrozado.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.