Lunes, 30 de mayo de 2016 | Hoy
EL MUNDO › SEGúN ACNUR, UNAS 700 PERSONAS FALLECIERON LA úLTIMA SEMANA EN EL MEDITERRáNEO
Hay cifras, imágenes de barcazas hundiéndose y de la desesperación humana que se repiten en los últimos años mientras la Unión Europea cierra las fronteras internas y externas. La Guardia Costera de Italia coordinó el rescate de miles de refugiados.
En la última semana al menos 700 migrantes murieron al intentar cruzar el Mar Mediterráneo en precarias embarcaciones desde el norte de África a Italia, informó el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur). La organización internacional Médicos Sin Fronteras (MSF) registró en su cuenta de la red social Twitter que “alrededor de 900 personas podrían haber muerto en el Mediterráneo Central en la última semana”. La cifra difundida por Acnur es estimada, está basada en testimonios de sobrevivientes y corresponde a los tres naufragios consecutivos del miércoles, jueves y viernes pasado, dijo la vocera de la agencia de Naciones Unidas, Carlotta Sami.
La portavoz precisó que 550 personas que se encontraban a bordo de un barco que naufragó el jueves están desaparecidas, otras 100 aproximadamente podrían estar atrapadas en la bodega de un barco que se hundió el miércoles y un número desconocido de personas está desaparecido tras un naufragio ocurrido el viernes.
Los sobrevivientes dijeron, de acuerdo a datos de Acnur, que hay más personas desaparecidas de otros barcos. “Si sumamos estos terribles números, calculamos que hay al menos 700 víctimas, aunque no estamos seguros en cuanto a las cifras y la identidad de las víctimas”, explicó Sami. Los últimos días fueron intensos para la Guardia Costera de Italia, encargada de coordinar el rescate de casi 13.000 personas en diversas operaciones desplegadas en el Mediterráneo, concretamente en el Canal de Sicilia, que separa la isla homónima de la costa norafricana de Túnez.
Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), de los 13.000, poco menos de 1700 refugiados llegaron a la costa italiana, se encontraron 50 cadáveres y fueron rescatadas en altamar más de 10.000 personas. Los refugiados y migrantes rescatados están llegando progresivamente a distintos puertos italianos: sólo ayer arribaron a Messina, Sicilia, 382 personas y a Palermo, unas 600.
El buen tiempo y las condiciones propicias del mar empujaron esta semana a miles de refugiados e inmigrantes a probar suerte y arriesgar su vida para cruzar el Mediterráneo y llegar a Europa, lo que evidencia con cada vez más claridad la magnitud de la emergencia migratoria. El cierre de las fronteras internas y externas de la Unión Europea (UE) para frenar el avance de los refugiados hacia los países más ricos y desarrollados del norte europeo, y el acuerdo firmado entre el bloque regional y Turquía para deportar masivamente a los refugiados, forzaron a miles de personas a volver a utilizar la ruta desde África, una vía mucho más peligrosa. La situación no es nueva.
Hay cifras, imágenes de barcazas hundiéndose y de la desesperación humana que se repiten en los últimos años, a medida que el verano anuncia su llegada en el hemisferio norte. En octubre de 2013, cuando murieron 366 refugiados y migrantes cerca de Lampedusa, a 100 kilómetros de Túnez, los líderes de la UE prometieron que nunca permitirían que volviese a producirse una tragedia similar. Sin embargo, el panorama cada vez resulta más sombrío.
El primer ministro italiano, Matteo Renzi, advirtió ayer que el problema sólo puede cortarse de raíz, con apoyo al desarrollo y a la seguridad que evite que los refugiados y migrantes salgan de sus países. “Salvarlos en el mar sin una estrategia para África no es una solución. Necesitamos ayudarlos en casa, para empezar, invirtiendo en ayuda internacional al desarrollo”, dijo Renzi en una entrevista publicada ayer por el diario católico Avvenire.
Tres días antes, durante la cumbre del G7 en Japón, Renzi dijo que incluso la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) podría empezar a rescatar refugiados y migrantes en el Mediterráneo, pero insistió en que el mar es el peor lugar para salvarlos. El funcionario italiano sugirió que la UE ofrezca a las naciones africanas dinero y cuotas de acceso de trabajadores, estudiantes e investigadores a cambio de que esos países endurezcan sus controles fronterizos.
“O Europa sigue estas propuestas o tendremos que hacerlo en solitario. No hay tiempo que perder”, insistió el premier italiano al tiempo que pidió negociar con Libia un acuerdo serio para intentar contener las salidas de los migrantes, propuesta que parece similar a la que la UE selló con Turquía para frenar la otra gran ruta de refugiados. Según el director de la misión libia de la OIM, Othman Belbeisi, en su país hay entre 700.000 y un millón de refugiados, aunque “nadie sabe cuántos quieren ir a Europa”.
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