Miércoles, 3 de agosto de 2016 | Hoy
EL MUNDO › LAS AUTORIDADES ATRIBUYEN EL ATENTADO AL PROSCRIPTO PARTIDO KURDO
El Partido de los Trabajadores kurdo perpetró numerosos ataques con coches bomba contra patrulleros. Los kurdos están enfrentados con el gobierno turco en una lucha histórica por la independencia de la región del Kurdistán.
Ascendieron a seis los policías muertos por el atentado con un coche bomba perpetrado el lunes a la noche al paso de un vehículo de las fuerzas de seguridad en la provincia de Bingol, en el sureste de Turquía, que dejó ademas cuatro efectivos heridos, según el balance de víctimas confirmado por las autoridades, que atribuyeron el hecho a las fuerzas kurdas. Dos de los cuatro heridos se encuentran en estado grave, por lo que se estima que el número de muertos podría aumentar, informó la agencia de noticias Europa Press.
La bomba fue activada por control remoto, según las fuentes consultadas, que atribuyeron el ataque al proscripto Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), enfrentado con el gobierno de Turquía en su lucha histórica por conseguir instaurar la región autónoma del Kurdistán.
El gobierno turco reanudó en 2015 la ofensiva contra el PKK tras unas fallidas conversaciones de paz que pretendían poner fin a décadas de guerra. Desde entonces murieron 7600 insurgentes y cientos de uniformados, así como entre 500 y 1000 civiles, según la oposición.
En los pasados meses, el PKK perpetró numerosos ataques con coches bomba contra vehículos de la policía, a menudo durante el traslado de equipos o grupos. El último ataque de este tipo ocurrió hace una semana en la provincia de Mardin, casi 200 kilómetros más al sur.
Bingol, situada en Anatolia oriental, es una de las provincias con una importante población kurda y es frecuente escenario de combates entre el PKK y las fuerzas de seguridad. Tanto Estados Unidos como la Unión Europea consideran al PKK una “organización terrorista”.
Erdogan acusa al predicador Fethullah Gülen, un ex aliado que actualmente vive exiliado en Estados Unidos, de ser el cerebro del levantamiento frustrado de hace diez días. Al día siguiente del golpe, el poder islámico-conservador del presidente Erdogan inició una verdadera caza de brujas contra los supuestos partidarios del predicador. Más de 18.000 personas fueron detenidas provisionalmente. Según el New York Times, fueron despedidos 9 mil oficiales de policia, se suspendió a 21 mil maestros de escuelas privadas, 21 mil funcionarios del Ministerio de Educación fueron despedidos, hay 10 mil soldados detenidos y 2700 miembros del Poder Judicial suspendidos, 1500 decanos de universidades fueron obligados a renunciar y más de cien medios de comunicación clausurados.
Pocas veces en la historia moderna un líder ha detenido y despedido a tanto supuestos adversarios como lo ha hecho el presidente Recep Tayyip Erdogan de Turquía.
En tanto, la fiscalía turca ordenó ayer el arresto de 98 empleados –50 ya fueron detenidos– del hospital militar de Gülhane en Ankara (GATA), acusados de ser seguidores de Gülen. Para el gobierno turco, la “cofradía gülenista” estaba infiltrada en numerosas academias y centros militares, entre ellos este hospital, fundado en 1898 durante el Imperio otomano y con prestigio como centro de investigación médica y atención a las necesidades sanitarias del ejército.
Erdogan reaccionó en particular contra la decisión de las autoridades alemanas, que le prohibieron dirigirse a través de un video a sus partidarios reunidos en Colonia durante una manifestación de apoyo a Ankara.
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