Lunes, 15 de agosto de 2016 | Hoy
A ochenta años del inicio de la Guerra Civil, España atesora vestigios militares que permanecen abandonados, enterrados u olvidados y que, aunque no suponen peligro para la población, podrían causar incidentes si se manipulan de un modo inadecuado. “El país está plagado de restos”, aseguró el sargento Lluis Serra, subjefe de los Mossos d’Esquadra, policía local de Cataluña. La semana pasada, los Tedax, un grupo de elite especialista en explosivos, desactivó una granada luego de que un niño que estaba de excursión la encontrara. Los padres del niño llamaron a la policía, que hizo explotar el artefacto.
Hace un mes, otro niño encontró otra granada de mortero mientras estaba en un campamento de verano en Los Pirineos, y se la llevó a su casa. Al advertir la presencia del explosivo, sus padres avisaron a las fuerzas de seguridad y tuvo que acudir un equipo de los Tedax. “El que se lleva un artefacto explosivo corre un peligro ya que pueden estar vacíos, pero también llenos de sustancias explosivas”, explicó Serra.
Los Tedax también tuvieron que intervenir en marzo en el municipio catalán de Cervera para hacer explotar una bomba de 100 kilos de la Guerra Civil. “Estaba enterrada en un solar en el medio del pueblo y al hacer unas obras las máquinas dieron con la bomba”, indicó. La zona donde tuvieron lugar grandes batallas como la del Ebro, apuntó, es donde más vestigios se encuentran.
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