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Italia declaró ayer el estado de emergencia y el enemigo son nada más que los inmigrantes ilegales. Es más: el gobierno de Silvio Berlusconi estudia posibles sanciones económicas contra los países de origen y de ayuda a los que contengan el flujo inmigratorio. “Es necesario tomar medidas urgentes para hacer frente a la numerosa presencia de extranjeros en situación irregular”, opinó el premier italiano. La llegada de 960 personas, en su mayoría kurdos iraquíes, el pasado lunes, a Sicilia generó un aumento de la derechización del gobierno, con el líder xenófobo Umberto Bossi consiguiendo la titularidad de un nuevo cargo para tratar el asunto.
Tras una reunión de gabinete, el gobierno sostuvo que la declaración del estado de emergencia busca evitar la llegada masiva de personas en busca de asilo político. “Esta es una decisión para tratar de enfrentar un fenómeno muy grande y preocupante”, dijo el ministro de Asuntos Regionales, Enrico La Loggia. “Es posible que haya otros inmigrantes en camino y debemos estar preparados”, justificó el funcionario. También anunció que se revisará la actual legislación del derecho de asilo. Con la llegada del barco mercante “Mónica”, y el hundimiento de una barcaza el pasado 8 de marzo, volvió a instalarse el tema de los inmigrantes ilegales. Dentro del gobierno de Berlusconi hay quienes consideraron que había que darles asilo a los recién llegados. Ese fue el caso del ministro del Interior Claudio Scajola. Pero otros, como el ministro de Reformas, Umberto Bossi, sostienen que Italia es demasiado benevolente con los inmigrantes. “Necesitamos medidas. Yo soy muy amplio en mis decisiones, pero todo tiene un límite y estoy harto de estas lágrimas de cocodrilo”, dijo Bossi. El ministro agregó que sería mejor sacar del mar italiano a las embarcaciones de contrabando en lugar de capturarlas. Esta parece ser la nueva línea que va a impulsar.
Italia, al igual que otros países europeos, recibe cada vez más personas provenientes del norte de Africa, Asia y Europa Oriental. Solamente el año pasado arribaron a ese país más de 20.000 personas en busca de medios de supervivencia.