Martes, 20 de septiembre de 2016 | Hoy
EL MUNDO › LA CANCILLER ALEMANA RECONOCIó ERRORES PERO DEFENDIó SU POLíTICA MIGRATORIA
La mandataria hizo un mea culpa tras sufrir una fuerte derrota en los comicios regionales de Berlín, que al sumarse a los amargos resultados de hace 15 días en su región natal ponen a su partido en una posición débil de cara a las legislativas de 2017.
Angela Merkel salió a defender su política para los refugiados que arriban a Alemania y se hizo cargo de la derrota sufrida en los comicios regionales de Berlín, que potenciaron el ascenso del xenófobo partido Alternativa para Alemania (AfD), cuyo líder ya se siente la tercera fuerza política del país. La canciller alemana ensayó un mea culpa tras sufrir otro revés electoral. Y reconoció haber cometido errores en su política migratoria. “Si pudiera remontaría el tiempo varios años para poder, con el gobierno y los otros responsables, prepararnos mejor ante la situación que nos sorprendió un poco al final de verano de 2015, cuando centenas de miles de refugiados vinieron a Alemania, lo que condujo a una pérdida de control parcial en las fronteras del país”, dijo la canciller. “Dios sabe que no siempre hemos tomado buenas decisiones en los últimos años’’, reconoció la mandataria, pero defendió la decisión “totalmente justificada” de abrir las fronteras del país a los refugiados, en su mayoría provenientes de Siria.
Al hacer un balance de la performance de su partido, la Unión Democrática Cristiana (CDU), en los comicios del domingo, Merkel calificó de muy amargos los resultados obtenidos en Berlín como también los cosechados por esa fuerza quince días atrás en las regionales de Mecklenburgo-Antepomerania, y dijo que tenían sin duda un componente regional, aunque no quitó su parte de responsabilidad directa en esos resultados, en tanto es presidenta del partido.
Sobre el sentido y los puntos centrales de la política migratoria, la jefa de Estado aseguró que no fueron suficientemente claros y que en eso le gustaría esforzarse ahora: “Hay que comunicar y explicar mejor la política de refugiados”. También afirmó que entiende que muchos estén en desacuerdo con sus políticas y que está dispuesta a discutir los cambios que sean necesarios, pero aseguró, de modo tajante, que si la gente simplemente no quiere a los solicitantes de asilo musulmanes porque son musulmanes, eso está en contra de los principios básicos de la CDU.
Envalentonado por la buena elección conquistada por la AfD el fin de semana, Georg Pazderski, candidato del partido ultraderechista en Berlín, insistió en que su proyecto político se consolida en todo el país y en todos los estratos sociales: “AfD ha llegado a las grandes ciudades, hemos llegado a Berlín, una ciudad históricamente de izquierda, lo que evidencia que no somos un fenómeno del este del país, sino que hemos llegado a toda Alemania”.
“Hemos logrado aumentar de forma notable la participación. Logramos que más votantes vayan de nuevo a las urnas”, manifestó después de referirse a la pérdida de votos del resto de las formaciones políticas y recalcar que buena parte del respaldo con el que cuenta la formación xenófoba proviene de la clase trabajadora. “Mientras que el 18 por ciento de los trabajadores votó al partido socialdemócrata y el 16 por ciento a la Izquierda (antiguos comunistas del este de Alemania), a nosotros nos votó un 27 por ciento de personas pertenecientes a este grupo, y esto es porque hablamos el lenguaje de la gente de la calle y de los trabajadores”, analizó.
Asimismo, Pazderski anticipó que se plantea una nueva legislatura como líder de un partido de la oposición que apostará por una política constructiva, aunque dijo que su formación busca avances concretos y que no se dejará llevar por el continuismo. “Cuando escucho al antiguo gobierno de Berlín hablar les digo que a Berlín no le va tan bien como se dice: hay problemas en materia de educación, de seguridad, de vivienda y de tráfico”, describió.
Años después que otros países, Alemania registra la emergencia de un movimiento de derecha conservador antiinmigración, como el Frente Nacional en Francia o la extrema derecha en Austria.
El mismo fenómeno se registra en Polonia, Hungría y en Estados Unidos con la candidatura de Donald Trump a la elección presidencial.
El avance de AfD en una ciudad como Berlín, conocida por su espíritu liberal y cosmopolita, confirma que el partido fundado hace apenas tres años no limita su influencia a las zonas de la ex Alemania comunista. El resultado de Berlín coloca a AfD en una buena posición para entrar al parlamento federal en las elecciones legislativas de 2017.
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