EL MUNDO › INVESTIGACION SOBRE LAS PISTAS
VERDADERAS Y FALSAS DEL CUADRUPLE ATENTADO
Cuando las elecciones contaminan la tragedia
A pocas horas de las elecciones generales, un enviado de Página/12 reconstruyó en Madrid el hilo de informaciones falsas y razones verdaderas que llevaron al gobierno conservador de José María Aznar a acusar a la ETA por los atentados del jueves. Las pistas apuntan al terror islámico.
Por Raúl Kollmann
El gobierno español seguía transmitiendo anoche, sin mucha convicción, que el atentado de Madrid fue perpetrado por la ETA. Sin embargo, con las horas fueron surgiendo evidencias de informaciones falsas difundidas por el Ministerio del Interior y todo indica que el verdadero autor de la matanza de los trenes fue un grupo fundamentalista islámico, tal vez integrante de la red Al-Qaida. En las primeras horas después de la matanza, el gobierno afirmó que el explosivo utilizado fue una dinamita conocida como Titadine, parte de una partida robada en Francia por ETA. Ayer quedó en claro, después de analizar las dos mochilas que no explotaron, que la sustancia usada en los atentados fue Goma 2, fabricado por la empresa Río Tinto, y que no es el que habitualmente usa ETA. Tampoco los detonantes son los del grupo vasco que suele utilizar los de aluminio, mientras que en las mochilas los detonantes eran de cobre. A estos elementos se agregan dos datos de envergadura: los desmentidos, muy creíbles, de ETA, y la aparición de la camioneta en la que se encontraron detonantes iguales, en la que también había una grabación con citas del Corán.
En España hay elecciones mañana y al oficialismo le vendría más que bien la autoría de ETA por cuanto a lo largo de toda la campaña sostuvo que no debe avanzarse en el camino de las autonomías nacionales vascas, catalanas o gallegas e incluso acusó al PSOE, el partido que compite en la elección presidencial, de pactar con ETA. En cambio, no le viene tan bien que el atentado sea de origen islámico porque indudablemente sería analizado como una respuesta a la decisión del presidente español, José María Aznar, de participar de la invasión a Irak, sobre todo teniendo en cuenta que una avasallante mayoría de españoles estuvo en contra de la guerra en Irak.
Desde el mismo momento en que detonaron diez de los 13 explosivos ubicados en mochilas dejadas en vagones de trenes, el gobierno de Aznar vino cambiando de posición:
- En las primeras horas sostuvo que “el atentado fue perpetrado, ciento por ciento, por la ETA”.
- Al mediodía del jueves, deslizó que “se investiga la autoría de ETA, aunque no se descartan otras hipótesis”.
- En la noche del día del atentado ya el ministro del Interior y el propio Aznar hablaron de “terroristas”, pero sin señalar de qué organización estaban hablando.
- En la mañana de ayer, cuando ya había indicios sólidos de que el ataque venía de un grupo islámico, el gobierno de Aznar empezó a aceptar que “se investiga tanto a ETA como a Al-Qaida”.
- Ante los primeros cuestionamientos de los socialistas y los desmentidos de ETA, el oficialismo admitió que el explosivo y los detonantes no son los que habitualmente usa la organización vasca, pero en sus apariciones públicas insistía en que ETA es la principal sospechosa.
Lo concreto es que el gobierno ya tiene en claro el origen islámico del atentado, pero no quiere dar el brazo a torcer antes de las elecciones de mañana, por lo que escatima datos, insiste con la hipótesis ETA, pero ya prácticamente como táctica electoral y no como diagnóstico cierto de lo que hay detrás del atentado.
Aznar y su candidato a presidente, Mariano Rajoy, cuentan con una ventaja: la mayoría de los españoles creen que fue ETA, esencialmente porque siempre asocian bombas con la organización vasca. Es casi una tradición. En cambio la guerra de Irak apareció como un elemento de impacto fuerte, pero se desarrollaba lejos, en Medio Oriente, no en Madrid. En la marcha de ayer, la gente con menos nivel educativo y menor experiencia política –la mayoría– se concentraba en gritar consignas contra ETA.
En verdad, ya son varios los elementos que alejan a la organización vasca del atentado:
- El periódico Gara, voz oficiosa de ETA, publicó un editorial repudiando el atentado. ETA nunca condenó ningún atentado.
- Un casete fue enviado a Euskal Televista. Se trataba de una grabación en la que ETA negaba su vinculación con el ataque. La televisora evaluó la voz de quien leía el mensaje y comprobó que se trata de la misma persona que apareció con capucha en un video difundido por ETA.
- Otro vocero de la organización vasca Batasuna, brazo político de ETA, Arnaldo Otegi, también negó que el atentado de Madrid haya sido perpetrado por ETA.
- Prácticamente todos los especialistas en materia de terrorismo, tanto en Estados Unidos como en Europa, creen que el ataque fue obra de Al-Qaida.
- Se evalúa que el atentado de Madrid tuvo una envergadura muy superior a los cometidos por ETA en los últimos 20 años. En general se concentró en policías, funcionarios, militares, aunque obviamente terminó matando también a gente común, pero siempre fueron considerados como un doloroso “daño colateral”. En los únicos ataques indiscriminados, o sea que afectaban a la población en general, la organización vasca avisaba por teléfono con antelación. La única excepción se produjo hace 30 años en un ataque contra un centro comercial, aunque después la organización sostuvo que lo había hecho pero las fuerzas de seguridad no habían transmitido la alerta. También debe decirse que el máximo de víctimas causadas por ETA en un atentado fue de 20: el de Madrid fue diez veces peor.
En cambio, Al-Qaida tiene el estilo de los ataques indiscriminados, algo que se vio el 11 de septiembre en Estados Unidos y también en Chechenia o Arabia Saudita.
Por ahora el candidato del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, no salió con los tapones de punta contra las voces del oficialismo básicamente porque no quiere aparecer debatiendo en el terreno político el atentado cuando ni siquiera fueron enterrados los doscientos cuerpos de las víctimas. Sin embargo, especialistas del PSOE empezaron a difundir extraoficialmente algunos datos:
- Que el gobierno mintió ya que sabía desde los primeros minutos que se había encontrado la camioneta, en las afueras de la estación de Alcalá de Henares, con la cinta de los versículos del Corán.
- Que el juez Baltasar Garzón había hecho saber al gobierno que existía un grupo de ocho hombres de Al-Qaida operando en España y que debía haber un seguimiento serio sobre esos fundamentalistas.
- Que el sistema de seguridad español tiene previsto un sistema de jaulas, que consiste en bloquear las salidas de terroristas en casos de un atentado. Existían, según deslizan, tres modelos: uno para el caso de atentado de ETA, otro para un atentado de origen islámico y otro para un ataque de tipo mafioso. La versión es que el gobierno sólo quiso aplicar la jaula prevista para ETA.
Todos los analistas coinciden en que el ataque de Madrid cambió las cosas en la campaña electoral, aunque nadie tiene, por ahora, un diagnóstico acabado de cómo influirá en el resultado final. Es obvio que si en la población se instala la idea de que fue ETA –lo que sucede ahora–, la gente tenderá a volcarse al modelo del orden y la mano dura que propugna el Partido Popular de Aznar y Rajoy. En cambio, si se instala la idea de que el atentado es de origen islámico hay dos posibilidades:que mucha gente que no iba a votar por estar desencantada del PSOE concurra a las urnas para sacar al PP del gobierno y terminar con aventuras como la de Irak. Todos los consultores están de acuerdo en que si el índice de presentismo es alto, eso favorece al PSOE. De todas maneras tampoco se puede descartar que ante un atentado de esta envergadura, aunque fuera de origen islámico, la gente tenga mayor dosis de miedo y se acerque todavía más a quien aparece como el partido de la mano dura y el rechazo a las inmigrantes. O sea que aun esta variante puede favorecer al Partido Popular.
Más allá de estas especulaciones, lo cierto es que España afronta otra realidad más que urgente. En el atentado contra las Torres Gemelas, los 19 terroristas murieron, fueron suicidas. En el caso de Madrid, los que perpetraron el ataque –entre nueve y veinte hombres– subieron a los trenes, dejaron las mochilas y se bajaron. O sea que hoy están libres y caminan por la calle. Y seguramente siguen en España.