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El retorno de Jean Bertrand Aristide al Caribe provocó la furia del nuevo gobierno en Haití, que congeló sus relaciones con Jamaica, adonde llegó ayer el presidente derrocado, que se aloja en un lugar mantenido en secreto. “Llamo al embajador (de Haití en Jamaica) inmediatamente y congelamos nuestras relaciones con Jamaica”, anunció el primer ministro Gerard Latortue en una conferencia de prensa. La creciente tensión entre ambos países fue la antesala de la llegada de Aristide y su esposa Milfred a Kingston. El primer ministro jamaiquino, Percival Patterson, los invitó a una visita temporal a su país, según dijo, para permitirles ver a sus hijas que viven en Estados Unidos. El ex presidente haitiano, quien dejó el poder y su país el 29 de febrero pasado, permanecía desde el 1 de marzo en la República Centroafricana. Su regreso al Caribe fue mal recibido no solamente por las nuevas autoridades haitianas sino también por Estados Unidos, que encabeza una fuerza multinacional en el país más pobre de América para intentar pacificarlo. Su presencia en Jamaica “no tiene ningún fin útil”, declaró el portavoz adjunto del Departamento de Estado estadounidense Adam Ereli.