EL MUNDO › IMPIDEN EN EE.UU. QUE SE PROHIBAN SIGNOS RELIGIOSOS
El ultracristiano que usa velo
John Ashcroft, secretario de Justicia norteamericano, es un militante asumido de la ultraderecha cristiana de su país. Por eso puede sonar curioso que ayer haya prohibido que se impida el uso del velo islámico en las escuelas. Aquí, las razones de su decisión.
Por Javier del Pino *
Desde Washington
El gobierno de Estados Unidos ha decidido actuar judicialmente en defensa del derecho de una niña a llevar un pañuelo islámico (hiyab) en la cabeza al colegio público al que acude a diario. La familia de la niña musulmana, Nashala Hearn, ha presentado una demanda contra las autoridades del distrito escolar de Muskogee (Oklahoma) por discriminación religiosa. El Departamento de Justicia ha solicitado su personación en el caso en defensa de los intereses de la niña, que ha sido suspendida en varias ocasiones por su negativa a quitarse el pañuelo en clase.
La decisión del gobierno de EE.UU. constituye una demostración de intenciones que contrasta de manera drástica con la postura del francés, que aprobó recientemente una ley para prohibir cualquier atuendo de significado religioso en los colegios. Al principio, el objetivo de la ley francesa consistió en prohibir exclusivamente el velo islámico. Sin embargo, el gobierno francés entendió que no podía prohibir únicamente los signos ostensibles del Islam sin arriesgarse a ser acusado de racista o antimusulmán. Por ello extendió la prohibición a las otras dos grandes religiones monoteístas, el judaísmo y el cristianismo.
El Departamento de Justicia norteamericano se ha personado voluntariamente en el caso para defender a la familia de la niña contra las autoridades del distrito escolar, en el que se le prohíbe acudir al colegio con el pañuelo islámico en la cabeza. El director del colegio Benjamin Franklin de Muskogee prohibió a Nashala Hearn, de 11 años, acudir al centro con el hiyab en la cabeza. Según la dirección del centro, esa práctica violaba la prohibición estricta del código de vestimenta escolar, que prohíbe pañuelos, gorras, sombreros e incluso capuchas. Este tipo de norma se redacta habitualmente con la intención de evitar los signos externos de identificación con gangs, o bandas escolares violentas. La niña siguió llevando su hiyab como marca la tradición islámica, e inmediatamente fue suspendida. Regresó al colegio con el pañuelo y fue suspendida de nuevo. La familia presentó entonces una demanda contra el colegio por discriminación religiosa y los abogados del centro aconsejaron al director permitir que la niña acudiera con el pañuelo hasta que el proceso judicial quede resuelto.
Hay una circunstancia que no parece casual: el director del colegio llamó por primera vez a la niña a su despacho para prohibirle el uso del hiyab el día 11 de septiembre del año pasado, varias semanas después del inicio del curso escolar y justo cuando se cumplía el segundo aniversario del 11-S. En octubre, el Instituto Rutherford, un grupo de defensa de las libertades civiles, presentó otra demanda contra el mismo distrito escolar para exigir la modificación del código de vestimenta escolar, al considerar que las normas violan el derecho a la libertad de expresión y a la libertad religiosa recogidas en la Constitución. Según el presidente de este centro, John Whitehead, lo que le ocurra a Hearn “puede ser decisivo en esta polémica”. Dado que el reclamo judicial atañe a derechos constitucionales, el caso podría culminar su recorrido en la Corte Suprema, en una decisión que afectaría a todos los centros escolares del país, públicos y privados. Ahora, el gobierno ha decidido intervenir en defensa de la niña como ejemplo de tolerancia cero contra la discriminación religiosa. Alex Acosta, encargado de cuestiones de derechos civiles en la Secretaría de Justicia, bajo John Ashcroft, ha anunciado que los abogados del Departamento de Defensa apoyarán el derecho de la niña a llevar hiyab en el colegio.
Acosta ha pedido personarse en el caso mediante una moción en la que escribe: “No se puede forzar a ningún estudiante a escoger entre su fe o disfrutar de los beneficios de la educación. Respetamos la autoridad de los distritos escolares locales para establecer códigos de vestimenta, pero esas normas no pueden aplicarse a costa de las libertades constitucionales”. El texto concluye con una afirmación que revela el interés del gobierno por emplear este caso como modelo para el resto del país: “La discriminación religiosa no tiene sitio en los colegios de EE.UU.”. El Consejo para las Relaciones Islámico-Americanas, consistentemente crítico con el gobierno por no actuar con severidad en contra de la discriminación religiosa, ha ensalzado esta iniciativa “en un momento en el que la comunidad musulmana siente que está siendo señalada y siente que sus derechos civiles están siendo amenazados”, dice un comunicado del centro, convencido de que el caso “envía también un mensaje a la comunidad internacional, especialmente a algunos países europeos donde se prohíbe el uso del velo o del hiyab, el mensaje de que EE.UU. defiende la libertad religiosa de sus ciudadanos”. Los abogados del distrito escolar mantienen que no hay “ningún derecho federal que permita llevar atuendos religiosos”, dijo D.D. Hayes. Recordó que el colegio cumple la normativa del Departamento de Educación, pero reconoció que si las normas cambian, ellos lo aceptarán, con lo que intuye la posibilidad de que el caso tenga largo recorrido. El juicio se ha fijado para el 7 de septiembre. Sólo existe un caso relativamente parecido sobre el derecho al uso del velo. Una jueza de Florida estableció que una mujer no podía llevar el velo en la fotografía para su carnet de conducir, que se emplea como documento de identidad en EE.UU. La jueza Janet C. Thorpe sentenció en contra de una mujer musulmana que demandaba su derecho a no mostrar su cara en público. Según Thorpe, aceptar fotografías con el velo puesto podía constituir una ventaja para los terroristas.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.