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La montaña rusa que puede terminar en un corralito

Rusia vivía ayer una situación de pánico por el virtual colapso de dos de los principales bancos del país. Y hay corridas y retiros de depósitos.

El fantasma de un corralito y de una nueva crisis financiera sobrevuela la economía rusa. Los clientes de la banca privada rusa retiraban ayer sus ahorros por temor a un colapso bancario como en agosto de 1998, cuando Rusia se declaró en suspensión de pagos. Durante junio el Banco Central Ruso negó las afirmaciones de una crisis en la esfera del crédito interbancario. Pero la situación se ha vuelto amenazante: dos de los mayores bancos, el Alfa-Bank, número 19 en magnitud accionaria del país, y el Guta-Bank, número 22, se han visto envueltos en serios problemas. Una corrida bancaria forzó anteayer al Guta a cerrar 76 de las sucursales de su red nacional y más de 400 cajeros automáticos.
“Debido a una salida de fondos durante junio que excedió los 345 millones de dólares y un significativo incremento de los pagos en julio, el Banco Guta no puede hacer frente a sus pagos en depósitos”, se leía en un cartel pegado en la puerta de una de las sucursales del banco en Moscú. “El cuadro gerencial de Guta está tomando las medidas necesarias para restaurar la liquidez.” Por otra parte, según el vicepresidente de Alfa-Bank, Alexandr Gafin, en los tres últimos días los clientes retiraron de sus cuentas en esa entidad 100 millones de dólares. Precisó que “el nivel de retirada de efectivo en estos días está siendo diez veces superior al habitual”, justo como en vísperas de la crisis del ’98, que hizo que el rublo perdiera dos tercios de su valor. Gafin dijo que si se desata el pánico puede originar una reacción en cadena que afectaría a unas 200 entidades bancarias. “Los bancos con pocas reservas de liquidez serían barridos”, afirmó el banquero, al tiempo que aseguró que Alfa tiene reservas disponibles de 3000 millones de dólares para atender sin problemas las necesidades de sus clientes.
Una muchedumbre se apiñaba fuera de los bancos, mientras guardias de seguridad restringían su paso y custodiaban la entrada a los empleados del banco. La escena de una cola de personas esperando retirar sus depósitos de sus cuentas se repetía en 400 cajeros automáticos del banco, que estaban cerrados, por “razones técnicas”. Para hacer frente al pánico, el gobernador del Banco Central de Rusia (BCR), Serguéi Ignatiev, negó ante el Parlamento la existencia de una purga en el sector bancario privado y afirmó que su entidad hace lo necesario para calmar la tormenta financiera. Los problemas de liquidez de algunos bancos tienen un “carácter psicológico”, dijo.
El gobernador añadió que propondrá reducir de manera sustancial el nivel de reserva obligatoria para que los bancos privados puedan “aumentar su liquidez y evitar los problemas”. A primeras horas de la noche, el Banco Central confirmó que a partir de hoy jueves se reduce a la mitad, del 7 al 3,5 por ciento, la tasa de reserva obligatoria, es decir los recursos que la banca comercial debe ingresar en el BCR. Ignatiev anunció que el BCR autorizó al estatal Vneshtorgbank a adquirir el Guta-Bank, en jaque por una crisis de liquidez, y señaló que la otra entidad con problemas, el Alfa-Bank, posee suficientes reservas para hacer frente al pánico. GutaBank restringió la retirada de efectivo después de que el mismo Vneshtorgbank le negara un importante crédito ya acordado y el Alfa-Bank informó de que sus operarios no dan abasto para atender a clientes asustados y recargar los cajeros automáticos.
El comité parlamentario de Economía reclamó al BCR que recurra a sus reservas “para impedir la repetición del colapso de 1998”, pues el nerviosismo puede volverse incontrolable y “originar una crisis bancaria real” que afectaría a la economía y la esfera social. El pánico empezó a cundir hace unos días cuando el BCR retiró la licencia por irregularidades a Sodbusinessbank y otras dos entidades privadas, y el jefe de la Policía Fiscal, Víctor Zubkov, comentó que se haría lo mismo con otra decena de bancos. Ese aviso, acompañado de la circulación de unas “listas negras” de entidades, cuya existencia el BCR oficialmente negó, generó desconfianza entre los ciudadanos rusos, aleccionados por varias crisis que evaporaron sus ahorros. Olga Símonova, analista de BrokerCreditService, opinó que la tormenta financiera tiene que ver con el deseo del BCR, anunciado por su gobernador adjunto, Andréi Kóstin, de “convertir a Rusia en un país con 200 o 300 grandes bancos, en vez de los 1329 existentes actualmente”. Y la ironía es que esto ocurre en una economía recuperada y con precios record para el petróleo.

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El presidente Vladimir Putin había logrado estabilizar la economía.
 
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