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El estado de Arafat
Los médicos franceses que investigan la misteriosa enfermedad de Yasser Arafat (foto) descartaron ayer que se tratara de leucemia o un linfoma, dos de las enfermedades de la sangre más letales, informaron los líderes palestinos en Ramalá. Esperan un diagnóstico definitivo para el miércoles. Hanan Anshrawi, miembro del Parlamento palestino, dijo que estaban revisando la posibilidad de que fuera “algún tipo de intoxicación o infección severa”. Pero Saeb Erekat, uno de los colaboradores más leales del presidente, fue más cauteloso ante conclusiones apresuradas. “Estamos esperando los descubrimientos de los médicos franceses.” Arafat, que recibió transfusión de sangre inmediatamente después de que un avión militar lo trasladase a París el viernes, estaría recuperando fuerzas. Erekat dijo que ayer Arafat por primera vez en la semana había leído el Corán como hace normalmente hace durante Ramadán. Su hija de nueve años, Zahwa, a la que no había visto en tres años, también lo visitó. Ella vive en París con su madre, Suha. La seguridad palestina interrogaba a empleados del Mukata, el custodiado cuartel de Ramalá donde estaba recluido Arafat, para ver si un colaborador israelí le había administrado algún veneno de acción lenta en su comida. Una fuente de seguridad afirmó que estaban examinando esa posibilidad. “Es un tema de rutina”, explicó. El mensaje enviado desde Ramalá fue usual ante las divisiones entre Ahmed reia, el primer ministro, y su predecesor, Mahmoud Abbas. Hasta ahora, ellos se disputaban el poder, independientemente de que Arafat volviera. Ariel Sharon, premier israelí, rechazó un llamado del halcón Yisrael Katz, ministro de Agricultura, para impedir el retorno de Arafat. Pero reiteró que si el palestino muriera Israel no permitiría que fuera enterrado en Jerusalén.