EL MUNDO
Il Cavaliere podría ser declarado culpable por corrupción de jueces
El premier italiano, Silvio Berlusconi, dijo ayer que no cree que sea condenado. Se prevé para hoy el fallo del tribunal. Podría recibir una sentencia de hasta ocho años de prisión.
Por Peter Popham*
Desde Roma
El millonario primer ministro de Italia, Silvio Berlusconi, se enfrenta hoy al juicio más difícil de su vida política, cuando un jurado de tres hombres en Milán decida si es culpable o no de corrupción. Berlusconi ha sido declarado culpable de cargos menores antes y ha visto cómo las sentencias se cambiaban gracias a prescripciones de las causas. Pero hoy –con la posibilidad de que sea el lunes– será sentenciado como culpable o inocente por soborno de jueces, la acusación más seria que haya enfrentado hasta ahora –ayer dijo descreer de que fuera condenado–. El fiscal pidió una sentencia de 8 años de prisión. Coincidentemente, también se espera que el juicio en Palermo, Sicilia, de un amigo y colega de Berlusconi llegue a su sentencia en los próximos días. Marcello dell’Utri, un senador y ex jefe de la empresa publicitaria Publitalia de Berlusconi está siendo juzgado por supuestamente persuadir a la mafia que dé su apoyo a Forza Italia, el partido del premier.
El caso de Berlusconi duró un tiempo record de 10 años desde la primera investigación hasta el resumen final. Desde que asumió como primer ministro por segundo término en 2001, ha hecho todo lo que estaba en su poder para evitar el juicio de esta corte. Despenalizó el cargo de falsa contabilidad (uno de los cargos en su contra), forzó una ley que permite que las causas cambien de tribunal si se prueba que los jueces están influenciados e introdujo una nueva ley que les daba a él y a otros altos funcionarios de Italia inmunidad para ser procesado. Pero a la larga ninguno de esos ardides tuvo efecto. El último de ellos, el de la inmunidad, fue negado por la Corte Constitucional.
Fue una elegante anticuaria milanesa llamada Stefanía Ariosto que sacó el caso a la luz, contándoles a los investigadores en Roma que ella había visto a uno de los abogados de Berlusconi. Cesare Previti entregó grandes sumas de dinero en efectivo a un juez llamado Renato Squillante durante un crucero sobre el Tíber. A comienzos de 1996, micrófonos colocados debajo de un cenicero en un bar de Roma, donde Squillante estaba tomando algo, confirmaron sus acusaciones. El juez y dos de sus colegas fueron arrestados.
Un trabajo exhaustivo, dificultado pero no evitado por las nuevas reglas introducidas por Berlusconi haciendo que fuera más difícil usar la evidencia de fuentes suizas en juicios italianos, produjo una serie de documentos que relacionaban pagos de cuentas de Berlusconi en bancos suizos a su abogado Cesare Previti y de Previti a Squillante. Específicamente, los fiscales lo acusaron de que, como jefe de su compañía financiera Fininvest, Berlusconi había autorizado el pago de 434.404 dólares de las cuentas de Fininvest que habían llegado a Squillante a través de Cesare Previti. El año pasado, Berlusconi logró abstraerse de la causa gracias a la ley de inmunidad que había introducido, pero la causa contra los otros siguió adelante y en noviembre pasado Previti y Squillante fueron hallados culpables de corrupción y sentenciados a cinco y ocho años de prisión respectivamente.
Como es de rutina en Italia, ambos hombres están seguros de ganar los procesos de apelación y, si es necesario, llevar sus casos hasta la Corte de Casación sin poner un pie en la cárcel; para entonces las causas pueden muy bien haber prescripto. El cargo más importante contra Previti y Squillante, que conspiraron para revertir la venta de parte del conglomerado propiedad del estado llamado SME a un empresario rival de Berlusconi, fue rechazado por los jueces por falta de evidencia. Pero el cargo que Previti mantuvo a Squillante en los registros contables de sueldos de la empresa de Berlusconi Fininvest para asegurar juicios favorables fue mantenido.
El juicio de Berlusconi fue reanudado esta primavera con nuevos jueces después de que la ley de inmunidad fuera anulada. Berlusconi y sus partidarios no dejaron pasar oportunidad para denunciar a los jueces y al sistema judicial en general como políticamente influenciados, y el caso contra él, como una persecución de los jueces “comunistas”. La semana pasada uno de los abogados de Berlusconi advirtió a la corte: “Esta sentencia podría cambiar la historia de este país”.
Berlusconi se ha negado a considerar la renuncia si fuera encontrado culpable. Cree que no será condenado. Pero el cargo es de una rara gravedad aun en un país como Italia, donde la corrupción es pan de todos los días. Los casos Tangetopoli en Milán, que condujeron directamente a la destrucción de las instituciones políticas de posguerra de Italia, eran sobre empresarios corrompiendo a políticos, no de políticos corrompiendo a jueces. Silvio Berlusconi ha sido un precursor en más de una manera.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.