EL MUNDO
Las marchas de la paz no ceden ante el “triunfo” de W2 en Irak
Dos años atrás, tras el inicio de la invasión a Irak, la causa de la paz parecía irremisiblemente perdida entre el fragor de la movilización militar y la desmoralización de la sociedad civil. Pero muchas ciudades, incluyendo a Buenos Aires, mostraron que la protesta sigue viva.
Miles de personas en todo el mundo se congregaron para protestar contra la guerra de Irak, al cumplirse dos años del inicio de la invasión en el país árabe, liderada por Estados Unidos y el Reino Unido. Las protestas tuvieron lugar en Londres, Roma, Madrid, Nueva York y Buenos Aires, entre otras ciudades. Pero las protestas fueron mucho menores a las realizadas en febrero de 2003, un mes antes del inicio de la guerra, cuando millones de personas tomaron las calles para urgir al presidente George W. Bush a no atacar a Irak.
Según las cifras de la asociación Stop the War Coalition, más de 100.000 manifestantes se reunieron en el Hyde Park de Londres, aunque la policía estimó la participación en alrededor de 45.000 personas. Las elecciones británicas previstas para mayo próximo agregan sabor a las protestas en Londres, ya que el primer ministro Tony Blair –que busca su reelección– es el principal aliado de Bush en Irak, pese a la oposición interna a la guerra, incluso en las filas de su propio Partido Laborista. Bajo un sol radiante y temperaturas estivales, los manifestantes agitaron banderas con fotos del presidente norteamericano George W. Bush en las que se leía: “El terrorista número 1 del mundo”. Mientras los manifestantes coreaban: “George Bush y Tío Sam - Irak será vuestro Vietnam”, dos soldados británicos que abandonaron el ejército en desacuerdo contra la intervención en Irak depositaron un ataúd con las inscripción “100.000 muertos” frente a la Embajada de Estados Unidos. También hubo manifestaciones en Nueva York, donde se registraron 20 arrestos.
“El 70 por ciento de los italianos está contra la presencia militar italiana en Irak”, rezaba una pancarta a la cabeza de la marcha en Roma. El gobierno italiano apoyó la intervención militar norteamericana en Irak y envió en junio de 2003 un contingente de 3000 hombres. Tras la oposición de la opinión pública, especialmente luego del secuestro y la liberación de la periodista Giuliana Sgrena y el asesinato del agente de seguridad que negoció su liberación en un incidente confuso, Berlusconi anunció su intención de retirar las tropas italianas, progresivamente, a partir del mes de septiembre. Por la presión de Washington se vio obligado a dar marcha atrás. Un importante dispositivo de seguridad fue desplegado en la plaza Venecia, en el centro de la capital, para impedir que los manifestantes que reclamaban el retorno inmediato de las tropas llegaran hasta el Palacio Chigi, sede del gobierno. Varios pequeños grupos consiguieron esquivar el cordón de seguridad, pero fueron bloqueados poco después.
En Turquía, varios centenares de personas se manifestaron en Ankara, Estambul y Adana, donde están situadas las misiones diplomáticas norteamericanas. Las manifestaciones convocadas por partidos políticos y sindicatos denunciaron la ocupación de Irak, bajo un importante dispositivo policial. Turquía, un país laico pero de mayoría musulmana, rechazó en 2003 abrir para los norteamericanos, desde su territorio, un frente norte contra Irak. Hubo protestas también en Buenos Aires y en Santiago de Chile, donde unas tres mil personas asistieron a la marcha.
Mientras tanto, George W. Bush sigue defendiendo la invasión. Ayer señaló que la decisión que tomó en el 2003 promovió la democracia en Medio Oriente e hizo a su país más seguro. “La supervivencia de la libertad en nuestra tierra depende cada vez más del éxito en otras tierras. Por nuestra acción, la libertad está arraigando en Irak, y el pueblo estadounidense está más seguro”, dijo. Justificó la resistida invasión de Irak por la “amenaza” que representaba Saddam Hussein, pero no mencionó el hecho de que no hayan sido halladas las armas de exterminio que Washington citó como principal pretexto para lanzar su invasión.