EL MUNDO
Un asilo que se consumó entre gallos y medianoche
Lucio Gutiérrez salió ayer casi subrepticiamente de su país, Ecuador, tras ser derrocado como presidente la semana pasada. Y el nuevo gobierno multiplicó sus guiños antiimperialistas hacia la izquierda.
Ecuador se desprendió de su papa caliente. El presidente depuesto Lucio Gutiérrez fue asilado en Brasil, en una misión calificada de “delicada y emocionante”. Gutiérrez llegó ayer a Brasilia con su mujer e hija e inmediatamente después de desembarcar del avión que lo trasladó desde su país fue llevado en helicóptero militar hasta un hotel de tránsito utilizado por el ejército brasileño para hospedar a oficiales en viaje. En la misma jornada, los nuevos ministros de Ecuador, Mauricio Gándara y Rafael Correa, los dos más controvertidos del gobierno de Alfredo Palacio –aún no avalado por la comunidad internacional–, se declararon “forajidos” y propugnaron la reestructuración del Estado por medio de una consulta popular.
“Hubo mucha emoción en el embarque” cuando Gutiérrez, su esposa, Ximena Bohórquez Romero, y la hija menor del matrimonio, Viviana Estefanía, de 15 años, se despidieron de la hija mayor, Karina Ximena, de 20 años, quien se quedó en Quito donde realiza estudios en el ejército, refirió el brigadier Joseli Parente Camelo. Ya en el avión, un Boeing 737 de la Fuerza Aérea Brasileña (FAB), la familia Gutiérrez respiró aliviada después de pasar varios días y noches asediada por los gritos de los manifestantes congregados afuera de la embajada de Brasil en Quito, donde se habían asilado el miércoles pasado. “Les agradecieron mucho al presidente Lula y a toda la población brasileña”, añadió el oficial, de 52 años, con 36 en la Aeronáutica y varios de servicio en la Amazonia.
La intensidad del momento impresionó a Parente, señalando al canal de TV GloboNews que la tarea fue “delicada y emocionante”, y que su avión debió aterrizar en la base aérea de Latacunga, cerca de Quito, con las luces de la pista apagadas para no llamar la atención. Según contó, la ex primera dama le dijo tres veces “que Dios se lo pague”. El depuesto mandatario ecuatoriano vivirá por el momento con su familia en la zona militar del Distrito Federal, con el estatuto de refugiado político. De acuerdo con la oficial Agencia Brasil, Gutiérrez deberá presentarse hoy en el Ministerio de Justicia para firmar el pedido formal de asilo territorial en Brasil, después de lo cual debe instalarse definitivamente en la que será su residencia en el exilio, una casa también perteneciente al ejército en el Lago Sur de Brasilia. La partida de Gutiérrez provocó cólera en amplios sectores de la sociedad ecuatoriana, que con manifestaciones masivas forzaron su apartamiento del poder. El embajador de Brasil en Ecuador, Sergio Sobrinho, aclaró ayer que el otorgamiento de asilo tuvo motivos jurídicos y no políticos.
Entrevistados por el periodista Carlos Vera en el canal de televisión Ecuavisa, Gándara, ministro de Interior, y Correa, de Economía, coincidieron en que el país, sin desoír la opinión internacional, “debe tomar sus propias decisiones”. Antes de su intervención, Correa manifestó: “Aquí hay un ‘forajido’ más” y ofreció su número de cédula de identidad, del mismo modo que han hecho cientos de personas en la emisora Radio la Luna (emisora que asumió la coordinación de las multitudinarias protestas populares que tuvieron lugar en Quito durante los últimos días).
La rebelión de los “forajidos”, así llamados por el calificativo despectivo que Gutiérrez les espetó a los manifestantes en su contra, se inició el 13 de abril y concluyó con el derrocamiento, el pasado miércoles, del presidente Gutiérrez y la designación de su vicepresidente, Alfredo Palacio, como nuevo Jefe de Estado.
Gándara aseguró que la reestructuración del Estado se hará por medio de una consulta popular. Ante un grupo de “forajidos”, representantes de organizaciones civiles, Gándara afirmó que en Ecuador las cosas habían llegado a un “estado de podredumbre” y se habían hundido “el edificio constitucional, de apariencia democrática, y unas instituciones que no funcionaban”. Agregó que “no se trata de reestablecer con todas las limitaciones la vuelta a la Constitución que había, sino de ir mucho más al grano”, en busca de la restauración moral y la refundación de la República, con la participación popular directa. Gándara se mostrócontrario a la implicación de Ecuador en el Plan Colombia, auspiciado por EE.UU., en lucha contra el narcotráfico y la guerrilla colombianos.
Por su parte, Correa propugnó “una política ética, soberana y estable”, con mayor incidencia en las cuestiones sociales. Correa dijo que, pese a que “la opinión de los organismos internacionales va a ser muy importante y la vamos a tener en cuenta, el país debe tomar sus propias decisiones en función del bien común”. El ministro prometió una “política de reactivación y creación de empleo (...), a través de movilizar adecuadamente los recursos que sí tenemos”, dijo en referencia a los fondos de reserva obtenidos de la venta de petróleo, que ahora se destinan en buena parte a la recompra de deuda exterior. Aseguró que, el Estado sí cuenta con los recursos para invertirlos en el país, como por ejemplo 600 millones de dólares de un fondo especial de petróleo y unos 800 millones de dólares en las cuentas del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social, entre otros.