EL MUNDO › POLEMICO MONUMENTO EN PLENO CENTRO DE BERLIN

El laberinto del Holocausto

Por Tony Paterson *
Desde Berlín

Después de casi dos décadas de amarga controversia, el primer monumento conmemorativo del Holocausto se inauguró ayer en el centro de Berlín, a sólo dos metros del lugar del bunker tristemente célebre donde Adolf Hitler se suicidó al final de la Segunda Guerra Mundial. El monumento –que costó 27 millones de euros y es obra del arquitecto judío estadounidense Peter Eisemann– para honrar a los judíos asesinados de Europa está compuesto por 2711 bloques de hormigón rectangulares ligeramente ondulados que cubren un área igual a dos canchas de fútbol e incluye un centro de información subterránea con la historia del Holocausto.
El canciller Gerhard Schroeder y líderes de la comunidad judía estaban entre los 1500 invitados que asistieron a la inauguración oficial de ayer, fuertemente custodiada por la policía cerca de la Puerta de Brandenburgo. El evento fue el último de una serie de ceremonias que marcaron el 60º aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial. Wolfgang Thierse, el presidente del Parlamento alemán, dijo: “El sistemático asesinato por el régimen nazi de los judíos de Europa sigue siendo algo difícil de comprender. Por esta razón elegimos un monumento abstracto”. Sin embargo, Paul Spiegel, el presidente del Consejo Central de Judíos de Alemania, se quejó de que el monumento conmemorativo no respondía a las preguntas clave sobre los motivos del Holocausto. “No dice nada sobre los perpetradores y nada sobre los motivos y antecedentes de esta catástrofe”, dijo.
El monumento ha estado rodeado por la controversia desde que se discutieron los planes para su construcción, hace 17 años. Líderes de numerosas comunidades judías y conservadores alemanes se oponían a la idea, declarando que el monumento sería tomado como un “signo de reparación” políticamente correcto. Otros se quejaron de que sería un monumento a la vergüenza nacional. Aún ayer, representantes prominentes de la comunidad judía alemana, como el autor Rafael Seligmann, descartaron al monumento por conmemorar sólo a las víctimas judías de los nazis. “¿Y qué hay de los gitanos, de los enfermos mentales y de los homosexuales? Ellos también fueron enviados a las cámaras de gas”, dijo Seligmann. “Al seleccionar sólo a los judíos, el monumento hace lo que los guardias SS hicieron en Auschwitz”, añadió.
Los planes para el monumento fueron aprobados finalmente por el Parlamento alemán en 1999, después de años de campaña por parte de Lea Rosck, una periodista alemana no judía que sostuvo que era esencial que los alemanes tuvieran un monumento para recordarles crímenes pasados. “Es un recordatorio para el país de los agresores”, insistió. Aun entonces, el proyecto fue objeto de crítica después de que se reveló que la firma alemana empleada para cubrir los bloques de concreto del monumento con material antigraffiti abasteció a los campos de concentración nazis con el gas letal Zyklon B usado para asesinar a los judíos. Pero Dagmar von Wilcken, el diseñador del centro de información del monumento donde los nombres y biografías de judíos asesinados son mostrados en una pantalla de video cada minuto, dijo que la principal tarea del monumento era mantener viva la discusión sobre la historia de Alemania. “No es algo que diga que pedimos disculpas y ahora se acabó”, dijo.
A pesar de la cobertura antigra-ffiti del monumento y la presencia de un guardia policial las veinticuatro horas del día, Eisemann dijo ayer que no estaba preocupado porque el monumento fuera desfigurado. “Quiero que se convierta en parte de la vida cotidiana de Berlín y es un lugar estupendo para andar en skate”, dijo. “No me importa si la gente raspa su superficie, por lo menos demostrará que siente algo. De eso se trata”, añadió.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.

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