SOCIEDAD › UNA PELEA TERMINO CON DOS
MUERTOS EN EL PALACIO ANCHORENA DE PALERMO
Tarde de sangre en el Museo Metropolitano
Un ex director del lugar, al parecer enojado por su desplazamiento, mató de un balazo a su cuñado, presidente honorario de la comisión directiva, y luego se suicidó. El asesinado es Rafael Saiegh, cuñado de la vicegobernadora Giannettasio.
Por Eduardo Videla
Un crimen seguido de suicidio en un palacio donde funciona un museo de arte podría ser motivo para una novela policial. Aunque aquí ya se sabe quién es el autor de la tragedia, todo el misterio ronda en torno de los motivos que la desencadenaron. Ocurrió ayer después de las 5 de la tarde en el Palacio Anchorena, un edificio aristocrático del denominado Barrio Parque, en Palermo. Allí, en la planta baja, funciona el Museo Metropolitano, un centro de exposiciones de arte. Y en una pequeña oficina del primer piso, el ex director del museo, Roberto Nakkache, concluyó a balazos una discusión con su cuñado, el abogado Rafael Saiegh: le disparó con un revólver 38 en el pecho y luego, con la misma arma, se pegó un tiro en la boca. La escena conmovió a quienes ocupaban en ese momento el edificio, poblado de oficinas, y perturbó poco después a todo el distinguido vecindario (ver nota aparte). Según las primeras hipótesis, todo se habría desencadenado a partir de un supuesto pedido de Saiegh, miembro de la sociedad anónima propietaria del edificio, para que su cuñado abandonara la mínima oficina que ocupaba desde hace cinco meses, cuando fue desplazado de la conducción del museo. También se investigan posibles diferencias económicas entre ambos.
Saiegh, de 65 años, era profesor de Historia en la UBA y había sido director ejecutivo del portal educativo Educ.ar. Era hermano del empresario Miguel Saiegh –dirigente del peronismo bonaerense, ex diputado, actual vicepresidente del Etoss y pareja de la vicegobernadora Graciela Giannettasio– y de la arquitecta Diana Saiegh, quien fue directora del Centro Cultural Recoleta durante la intendencia de Carlos Grosso y actualmente integra el directorio del Fondo Nacional de las Artes.
Nakkache, por su parte, había sido director del Museo Metropolitano hasta diciembre del año pasado, cuando fue desplazado por la comisión directiva de la asociación Consejo de Buenos Aires, la sociedad sin fines de lucro que administra el museo. En su reemplazo fue designado Ignacio Smith, un especialista en temas culturales, quien asumió en febrero último, con la intención de darle un perfil más dinámico y moderno al museo.
Pero después de esa movida, Nakkache se quedó en el edificio, ocupando una oficina del primer piso que un investigador calificó como “un sucucho que no llega a medir dos metros por dos, sin ventilación ni luz natural”. La hermana de Nakkache, Lidia, era la esposa de Saiegh. Falleció en agosto del año pasado.
Según trascendió, Nakkache no habría aceptado su desplazamiento y en los últimos días las autoridades del museo habrían trasladado sus pertenencias a la oficina que ocupaba. Pero esta versión fue desconocida por Smith, actual director del museo y presidente de la asociación: no solo afirmó que desconocía los motivos por los cuales se produjo el hecho, sino que aseguró que desconocía por qué Nakkache estaba ocupando ese lugar del edificio.
“Todo sucedió adentro de una habitación en la que estaban ellos dos solos. Escuchamos que había disparos y llamamos a la policía. Fuimos al tercer piso porque nos dijeron que había sido allí, pero había ocurrido en el primero, dentro de una pequeña oficina que tenía Nakkache”, explicó Smith a los periodistas en la puerta del museo. “Se llevaron el secreto de por qué ocurrió todo”, afirmó Smith, para dar por terminadas las explicaciones.
Los dos cuerpos sin vida fueron encontrados por empleados del Museo Metropolitano que se encontraban en otra sala y escucharon los disparos. Saiegh estaba tendido en el piso, boca arriba y tenía un orificio de bala en el pecho. Su cuñado había quedado sentado, con la cabeza apoyada contra una pared, con un impacto que ingresaba por la boca, con orificio de salida en la parte posterior del cráneo. En la mano tenía el revólver calibre 38 que utilizó para poner punto final a la discusión.
“No hay testigos del hecho y hasta ahora no hay pistas del tenor de la discusión que mantuvieron”, dijo a este diario una fuente cercana a la investigación. “Sí hay gente que vio a Nakkache un rato antes el hecho, pero no lo notó alterado. Nadie lo había visto nunca con armas, se ve que la llevaba encima o la tenía guardada en la oficina”, agregó la fuente.
El Museo Metropolitano funciona desde hace años en el Palacio Anchorena, ubicado en Castex 3217, a metros de San Martín de Tours, en plena zona residencial de Palermo Chico. La relación que existe entre los propietarios del lugar y los administradores del museo aún no está clara para los investigadores. Saiegh, miembro de la sociedad anónima dueña del inmueble, era presidente honorario de la asociación que administra el museo pero no integra la comisión directiva.
Se sabe que en el lugar, aparte del Metropolitano, tiene sus oficinas la Unesco y hay aulas de la Universidad Pompeu Favre, de Barcelona. También funcionan estudios de arquitectura y otras oficinas, pero todo eso en los pisos superiores, del primero al tercero. En el primer piso, además, hay un depósito de antigüedades. La planta baja está destinada exclusivamente al funcionamiento del museo. Y en un edificio anexo está instalada una pequeña confitería.
En el caso trabajó personal de la comisaría 53ª de la Policía Federal, a las órdenes del juez de instrucción en lo criminal Ricardo Warley, quien concurrió en persona al lugar acompañado por la titular de la Secretaría Nº 137, la doctora Marcela Parada. La causa fue calificada como “homicidio seguido de suicidio”. De quedar firme esa calificación, el expediente sería archivado en un plazo no muy lejano, ya que, ante la muerte del autor del hecho, la acción penal se extingue.