EL MUNDO › GAS Y PETROLEO ENCIENDEN
UN NUEVO CONFLICTO INTERNO BOLIVIANO

Todo el combustible para una guerra

De un lado están las demandas de autonomía de la “Bolivia rica”; del otro, los paros de advertencia de la pobre y, como inquietante trasfondo, rumores de golpe de Estado y de convergencia militar-sindical.

Por Pablo Stefanoni
Desde La Paz

La radicalidad de la demanda autonómica cruceña amenaza con echar más leña al fuego en el caldeado clima político boliviano. El consejo preautonómico se dispone a decidir hoy una convocatoria de facto a consulta, mientras que los alteños alistan fuerzas para el paro cívico indefinido de este lunes.
La articulación de la consigna a favor de la nacionalización con el rechazo a las autonomías ha comenzado a acoplar a un conjunto de sectores sociales hasta ahora más o menos dispersos. Entretanto, las agendas autonómica y nacionalizadora-antiautonómica parecen cada vez más antagónicas: los movimientos sociales del occidente del país (“collas”) oponen la “unidad nacional” a la “oligarquía extranjera” (“camba”-cruceña) que “quiere apropiarse de los recursos naturales” –petróleo, gas y tierras–, mientras que esta última ve en la Asamblea Constituyente un terreno hostil a sus reclamos regionalistas.
“No es solamente la crisis de un gobierno, Bolivia vive una crisis de pertenencia a una comunidad política”, le dijo a Página/12 el analista Jorge Lazarte, quien considera que el conflicto actual puede ser potencialmente más grave que la cuestión del gas. “Se trata de un conflicto regional con fuertes connotaciones étnico-culturales en un contexto de elevada fragmentación y con ordenadores estatales fuertemente debilitados”, agrega.
Ayer se desarrolló un paro parcial en la ciudad de El Alto, impulsado por la Central Obrera Regional de esa ciudad, como un “precalentamiento” para el paro cívico indefinido convocado desde el lunes por las juntas vecinales y otras organizaciones alteñas. Los manifestantes tomaron el peaje de la autopista y cortaron el tráfico entre esa urbe indígena y La Paz, mientras otras marchas paralizaban el centro paceño con bloqueos esporádicos en puntos neurálgicos de la ciudad. En Potosí se cumplió el segundo día de “paro movilizado” y en Cochabamba varios sectores marcharon y tomaron pacíficamente la refinería Gualberto Villarroel por la nacionalización, contra las autonomías y contra la escasez de diesel. Todos los sectores amenazan con “radicalizar las medidas desde el lunes”. Ese día llegará a la sede de gobierno la marcha encabezada por Evo Morales y en El Alto anuncian bloqueos.
En un clima enrarecido por versiones de posibles convergencias entre sectores nacionalistas de las Fuerzas Armadas y grupos radicales del movimiento social –Jaime Solares, de la COB, dijo que “si surge en Bolivia un militar nacionalista como Chávez lo apoyaría”–, Evo Morales enfatizó que su partido se opondrá a cualquier intento de golpe “venga de donde venga” y que “los cambios deben realizarse en democracia, en base a la conciencia del pueblo”. El líder cocalero echó dudas sobre el presidente del Congreso, Hormando Vaca Díez, “quien “desapareció” de la escena luego de promulgar la ley de hidrocarburos”. En el caso de Solares parece estar presente una tradición trotskista –arraigada entre los mineros e históricamente encarnada por el líder del POR, Guillermo Lora– que sostenía que la “base popular” del ejército boliviano permitía una confluencia de tipo bolchevique, entre obreros y sectores medios y bajos de las FF.AA.
En estos días circularon versiones acerca de la existencia de un grupo militar –autodenominado Alfiles Negros– que estaría promoviendo un gobierno nacionalista a la imagen del de Juan José Torres en los primeros años ’70. Esas versiones parecen amplificadas por el contexto de extrema incertidumbre que vive el país, que algunos han denominado “empate catastrófico” entre las fuerzas sociales enfrentadas: ni el oriente “moderno” puede imponer su salida “neoliberal” a la crisis, ni el occidente “plebeyo” puede torcer el rumbo político a favor de una política más nacionalista. “Es probable que sectores civiles –de izquierda y derecha, por razones diferentes– estén esperando una salida de este tipo, pero no veo sectores militares interesados en ella”, evalúa Lazarte.
Según varias fuentes, el Consejo preautonómico cruceño desafiará la legalidad vigente y (auto)convocará hoy a una consulta autonómica para el 12 de agosto próximo. “Esperamos que haya voluntad de los partidos para aprobar una ley en ese sentido”, dijo el presidente del comité cívico Germán Antelo, que rechazó enfáticamente “estar promoviendo el separatismo”. El cívico descartó una reunión con Evo Morales, que el día anterior se declaró dispuesto a articular ambas agendas en disputa. A su vez, representantes cruceños viajaron a Trinidad (departamento del Beni) para sumar a esta aislada región boliviana al bloque Santa Cruz-Tarija a la batalla regionalista. Para Lazarte, “el propio Mesa –junto con el Congreso– son responsables de esta situación, por haber cedido a las presiones del comité cívico cruceño violando la ley (al aceptar la elección de prefectos departamentales)”, lo que contribuyó a desatar la actual avalancha que nadie sabe cómo parar.

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Manifestantes toman el peaje de la autopista entre El Alto y La Paz.
 
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