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Todo lo que usted quería saber de la Euroconstitución y no preguntaba

Sus adversarios la presentan como un texto oscuro, complejo y capcioso, aburrido de leer y un caballo de Troya del neoliberalismo anglosajón en la Unión Europea; sus partidarios niegan todos los cargos. Y la verdad sobre la Constitución Europea es a veces sí y no.

Por Julian Coman *

¿Qué es el tratado de la Constitución Europea y por qué importa?
Dependiendo en lo que uno crea, la propuesta Constitución es o bien un manifiesto para un superestado monolítico europeo o una ruta muy necesaria para una UE más eficiente y decisiva. El documento de 300 páginas reúne y formaliza todos los tratados y acuerdos sucesivos que se han acumulado con los años, y establece arreglos para la UE en el siglo XXI. Son 460 artículos. No es fácil de leer.
- ¿Qué son las cláusulas clave?
Si la Constitución es adoptada, la UE tendrá un nuevo himno (la Oda a la Alegría de Beethoven), un presidente y un canciller. El presidente estaría en funciones durante un período de 30 meses, poniendo fin al sistema de una presidencia rotativa de seis meses del Consejo de Ministros. El nombramiento del canciller respondería finalmente a la pregunta hecha por los sucesivos presidente estadounidenses: “¿A quién llamo cuando telefoneo a Europa?”. Y se introduciría un sistema revisado de votación con más votos por mayoría y menos oportunidades para que los países utilicen el veto. Con 25 miembros, y más en camino, los partidarios de la Constitución dicen que la única manera de que las cosas se hagan es un proceso eficiente de toma de decisiones en Bruselas. De otra manera, dicen los que apoyan al “sí”, podemos esperar años de luchas y parálisis en Bruselas mientras 25 países se enredan en un regateo perpetuo. La Constitución también protegería la libertad de palabra y religión, el derecho a techo y educación, y daría mayor poder al hasta ahora impotente Parlamento Europeo. La marca política de la UE será protegida finalmente en un formal documento legal.
- ¿Quién se opone y por qué?
Los antifederalistas ven la Constitución como un camino rápido hacia el muy temido Estados Unidos de Europa, donde las soberanías nacionales, largamente amparadas por el sistema de veto, serán pisoteadas. Europa, sostienen, ya tiene su propia moneda, libre movimiento dentro de sus fronteras y una cantidad de legislación económica armónica. ¿Qué sentido tiene seguir más adelante? Salvo para lograr lo que los euroescépticos siempre han advertido que se estaba planeando en Bruselas: un Estado único europeo.
- ¿Las sospechas están
garantizadas?
Sí y no. Los poderes del nuevo canciller de la UE, por ejemplo, estarán limitados por el hecho de que los estados miembro mantendrán el derecho a rechazar sus políticas. El presidente será el “rostro” reconocible de la UE, pero no tendrá poderes ejecutivos. De manera que las comparaciones con el presidente de Estados Unidos son engañosas. En la unificación de los impuestos todavía estará disponible el no acatamiento por parte de los estados individuales.
- ¿Cómo anda el proceso de ratificación?
Comenzó con buen impulso. Los lituanos fueron los primeros en ratificarlo, en noviembre, después de un voto parlamentario. Cinco otros países, Eslovaquia, Hungría, Grecia, Italia y Eslovenia también lo ratificaron después de debates parlamentarios. Se espera que nueve más hagan lo mismo. Pero cuando la gente, no los políticos, toma la decisión por medio de un referéndum, puede pasar cualquier cosa. Diez países estuvieron de acuerdo con llevar a cabo un referéndum. Algunos, como Francia, dando el resultado por sentado. Otros porque no había otra alternativa política –Tony Blair rompió con una política clave de los conservadores cuando aceptó la necesidad de un referéndum el año pasado–. De los 10, sólo España ha votado; un 77 por ciento apoyó la Constitución en febrero, aunque la participación electoral fue sólo del 42 por ciento. En teoría, todos los 25 miembros de la UE deben endosar el tratado de la Constitución para que sea efectivo. Eso parece cada vez más improbable. Francia puede votar contra la Constitución el domingo y los Países Bajosharán lo mismo tres días más tarde. Si esto ocurre, la Constitución puede morir antes de que se lleve a cabo el referéndum en países tradicionalmente más euroescépticos, como Gran Bretaña y Dinamarca.
- ¡Francia y Holanda!
¿Por qué dos miembros
fundadores de la CEE
(Comunidad Económica
Europea) son tan reticentes a adoptar la Constitución?
Francia, y especialmente la izquierda francesa, está pasando por una crisis de fe sobre el ideal europeo. Habiendo apoyado entusiastamente la integración de la UE, muchos socialistas franceses creen ahora que una Bruselas con nuevos poderes tratará de imponer las prácticas laborales “anglosajonas” al país, lo que quiere decir más horas y menos seguridad. También temen que el trabajo barato de Europa del Este esté socavando las protecciones sociales arduamente conquistadas en Europa occidental. A muchos no les gusta la idea de que Turquía entre en la UE en un futuro cercano. Y algunos votantes franceses sólo quieren castigar al presidente Jacques Chirac, cuya reputación política depende del voto por el “sí”.
La campaña holandesa ha estado dominada por la inmigración, la preocupación por el posible acceso de Turquía a la UE, y el resentimiento por los altos niveles de la contribución nacional a los cofres de Bruselas. Razonablemente, los miembros más nuevos de Europa del Este en la UE, como la República Checa, Estonia y Eslovenia, temen que la Constitución sea una guía para que los miembros grandes en Occidente impongan su voluntad y manipulen deshonestamente el mercado europeo.
- ¿Qué sucede si los
franceses y los holandeses votan “no”?
Probablemente habría una pausa formal en el proceso de ratificación mientras los jefes de gobierno de la UE piensan su próximo paso. Puede que sea necesaria una total renegociación del tratado, que significaría comenzar todo de nuevo. Tony Blair ha prometido seguir haciendo campaña para la Constitución, sin importar los resultados de Francia y Holanda. Pero si ambos países votan por el “no”, ése será un ejercicio inútil. La UE está entrando en una de las semanas más críticas de su historia.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.

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Gerhard Schroeder (izq.), canciller alemán, haciendo campaña por la Constitución en Francia ayer.
 
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