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La absolución del diputado brasileño Romeu Queiroz, del Partido Trabalhista de Brasil (PTB), que admitió haber recibido dinero ilegal del gobernante Partido de los Trabajadores (PT), tuvo como consecuencia un clima de profunda insatisfacción en la prensa brasileña y sectores políticos. Columnistas y editorialistas censuraron a la Cámara de Diputados por haber rechazado el pedido del Consejo de Etica de expulsar a Queiroz. Pero el presidente Luiz Inácio Lula da Silva criticó a los medios de comunicación de su país, acusándolos de comportarse como lo hace la prensa de Venezuela, en referencia a la oposición que esta última mantiene contra el presidente venezolano, Hugo Chávez.
Queiroz, confeso beneficiario de los fondos irregulares del PT investigados desde hace seis meses, salvó su mandato la noche del miércoles cuando tras varias jornadas de negociaciones, su expulsión fue rechazada por 250 votos a favor y 162 en contra. El diputado admitió haber recibido 452.000 reales (197.000 dólares) de los fondos ilegales manejados por el publicista Marcos Valerio y el ex tesorero del PT, Delubio Soares. Sin embargo, alegó que no utilizó ese dinero en beneficio propio sino de su partido. Para columnistas y editorialistas, la absolución de Queiroz confirma el dicho popular de que los escándalos entre políticos brasileños “siempre acaban en pizza”; esto es, en un arreglo que deja satisfechos a todos con algún chivo expiatorio. “No somos ingenuos. Estamos en una casa política, no en un convento”, dijo el diputado Nelson Trad, del Partido del Movimiento de Brasil (PMDB).
Según investigaciones de comisiones parlamentarias, el PT recaudó ilegalmente recursos para sobornar a congresistas de otros partidos y financiar sus campañas electorales. Desde que estalló el escándalo en mayo, dos influyentes legisladores fueron expulsados del Congreso: Roberto Jefferson, aliado del gobierno, y José Dirceu, ex jefe del gabinete de Lula. Hasta la absolución de Queiroz, cuatro legisladores renunciaron antes de ser enjuiciados y uno fue absuelto por falta de pruebas. Además, once legisladores, entre ellos 5 del PT, están a la espera de que la Cámara se reúna para decidir si los expulsa.
Con visible enojo, Lula aseguró ayer que la prensa brasileña se comporta como lo hace la de Venezuela, en referencia a la oposición de los medios de comunicación al presidente venezolano, Hugo Chávez. Estas declaraciones se producen una semana después de haber comparado a la oposición en Brasil con los grupos golpistas venezolanos, lo que agravó aún más la crisis política del país. Lula dijo que la “actual ola de denuncias sin pruebas” de la prensa brasileña se parece a la de Venezuela. “Estamos viviendo en Brasil algo semejante. Un momento Chávez. Un momento en que las personas no se preocupan en saber si una denuncia es verdad o no. Primero la publican y después no se preocupan por investigarla”, dijo Lula.