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El motor petrolero de la revolución de Hugo Chávez

Desde su ascenso al poder, el venezolano Hugo Chávez se ha embarcado en un ambicioso proceso de redistribución de la riqueza y en no menos ambiciosas iniciativas internacionales. La fuerza motriz es el petróleo.

 Por Francesc Relea *
Desde Caracas

La fuente de financiación de todos los proyectos de la revolución bolivariana de Hugo Chávez, tanto en Venezuela como en el exterior, es el petróleo. El presidente se siente fuerte como nunca, confiado en que los precios internacionales del barril se mantengan en niveles record de 60 dólares, en la quinta posición que ocupa el país en la clasificación mundial de exportadores de crudo, y en las reservas inagotables de Venezuela. Pero su fortaleza podría transformarse en vulnerabilidad ante una eventual caída de los precios, que hoy pocos pronostican.
El petróleo representa para Venezuela el 80 por ciento de las exportaciones y el 50 por ciento del presupuesto del Estado. El precio del combustible es uno de los más baratos del mundo. Llenar los 50 litros del depósito de un vehículo cuesta menos de dos euros. Según el ministro de Energía y presidente de Petróleos de Venezuela (Pdvsa), Rafael Ramírez, la compañía estatal entregó este año al fisco 25.000 millones de dólares (unos 21.000 millones de euros), de los que una gran parte se destinan a los programas de asistencia social en salud, educación, alimentación y formación profesional. El gobierno asegura que se extraen cada día 3,2 millones de barriles de crudo, cifra que los organismos internacionales rebajan a 2,7 millones de barriles.
Durante los años de la llamada “apertura petrolera” del país (1992-1997), diversas compañías extranjeras obtuvieron en licitaciones contratos operativos, que el gobierno decidió anular este año alegando una serie de irregularidades y violaciones constitucionales, además de infracciones fiscales en los acuerdos establecidos. Las autoridades lanzaron una amenaza que no admitía discusión: aquellas empresas que no acepten las nuevas condiciones deberán abandonar el lucrativo negocio petrolero en el país. En 70 años de producción se han perforado 25.000 pozos. Desde 1993, las compañías extranjeras han invertido en Venezuela 25.000 millones de dólares.
La reestructuración del sector emprendida este año cambiará el escenario con la nueva figura de los contratos mixtos entre Pdvsa y compañías extranjeras. Algunas voces, como la de Luis Pacheco, ex director de Planificación de la petrolera estatal, consideran la medida como una nacionalización a la fuerza. “Queremos que el capital privado esté en el país, pero que se ajuste a nuestro marco legal”, ha dicho el ministro de Energía.
La realidad es que desde abril pasado, 15 compañías privadas, entre ellas Repsol-YPF, aceptaron abandonar los antiguos convenios operativos y convertirse en socias minoritarias de Pdvsa para operar los campos petroleros en Venezuela. La producción de esas operadoras alcanza los 360.000 barriles diarios. Las últimas empresas que firmaron el cambio de situación jurídica son la holandesa Shell, British Petroleum y la argentina Compañía General de Combustibles. Paralelamente, el gobierno venezolano suscribió con la iraní National Iranian Oil Company un acuerdo de exploración para adelantar los trabajos de cuantificación y certificación de las reservas petrolíferas en la zona del Orinoco, una de las zonas de mayores reservas del mundo, en la región sureste de Venezuela.
Chávez dio claras muestras de que los socios preferidos en materia petrolera son Brasil, China y España. EE.UU. importa de Venezuela 1,6 millones de barriles al día de los 10 millones que compra en todo el mundo. Antonio Brufau, presidente de Repsol-YPF, y Rafael Ramírez firmaron en marzo pasado una serie de acuerdos estratégicos que significan un aumento en la producción y reservas de hidrocarburos en Venezuela. Las dos compañías crearon una sociedad mixta en la que Pdvsa tiene el 51 porciento y Repsol el 49 por ciento, que permitirá a la petrolera española incrementar la producción neta actual (100.000 de barriles diarios) en un 60 por ciento hasta llegar a los 160.000 barriles al día, y duplicar su nivel de reservas en el país. La alianza se reforzó con la adjudicación este año a Repsol-YPF del bloque Junín 7, en la franja petrolera del Orinoco.
Desde hace tres años, la petrolera estatal venezolana no difunde ningún informe, y sólo hace declaraciones su presidente. La razón oficial es que la empresa todavía se resiente de las secuelas de la huelga prolongada. “Antes Pdvsa era una empresa dedicada a sacar gas y petróleo. Ahora es un partido político”, señala el periodista José Suárez Núñez, que cubre la información del sector energético para el diario El Nacional. La huelga de dos meses que se desencadenó en diciembre de 2002 y la oposición presentó como paro cívico nacional para acorralar a Chávez tuvo efectos devastadores para la economía venezolana y la primera fuente de ingresos. El gobierno lo calificó de sabotaje de la industria.
El conflicto terminó con unos 20.000 despidos de un plantel de 30.000. La compañía perdió a gran parte de su mejor capital humano, que ha sido reemplazado esencialmente por fieles al chavismo, y todavía padece las consecuencias. En los últimos meses se han registrado varios accidentes en ductos, atribuidos al deterioro del nivel técnico y al mantenimiento deficiente.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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La reestructuración del sector este año cambiará el escenario con la figura de los contratos mixtos.
 
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