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El secretario norteamericano de Defensa, Donald Rumsfeld, se arremangó la camisa y sirvió el sábado la cena de Navidad a tropas de su país en una base militar de Mosul, Irak. Con un gorro de cocinero en la cabeza, Rumsfeld preguntaba a cada uno de los comensales qué quería cenar. Los militares, que podían elegir entre langosta, carne de res o cangrejo, se sentían muy orgullosos de ser servidos por el jefe del Pentágono y se fotografiaban con él. “Que no haya duda alguna, si Estados Unidos se retirase hoy de Irak, los terroristas, alentados, nos atacarían en otras partes de la región y en nuestra propia casa, en Estados Unidos”, dijo.