EL MUNDO
Amigos son los amigos, en versión para Medio Oriente
En una reunión en Washington, George Bush volvió a inclinarse por el Pentágono en lugar del Departamento de Estado y respaldó punto por punto las posiciones del gobierno israelí.
Por J. B. y Graham Usher*
Desde Washington y Jerusalén
Ayer el presidente George Bush apoyó la demanda de Israel de que el liderazgo palestino fuera modificado para poder comenzar serias conversaciones de paz. El primer ministro israelí, Ariel Sharon, se encontró con el presidente de Estados Unidos en la Casa Blanca mientras las tropas israelíes estaban sitiando los cuarteles del líder palestino, Yasser Arafat; en Ramalá e imponiendo el toque de queda a los 50.000 residentes de la ciudad de Cisjordania.
Bush no hizo ningún comentario sobre las operaciones militares, salvo repetir insistentemente que “Israel tiene derecho a defenderse”. Tampoco dijo nada sobre la negativa rotunda de Sharon para negociar con Arafat, a pesar de las reformas anunciadas por el líder palestino el domingo: un llamado a elecciones a comienzos de año que viene, reducción del número de las fuerzas de seguridad palestinas de nueve a tres y del gabinete de 32 a 21 ministros. “Actualmente no vemos un socio (en las conversaciones de paz)”, dijo Sharon en una corta conferencia conjunta de prensa. Cuando se le preguntó por el rol de Arafat, Bush dijo: “No creo que Arafat sea el tema. Creo que el tema es el pueblo palestino. Estoy desilusionado porque Arafat no llevó las cosas de tal forma que el pueblo palestino pueda tener esperanza y confianza”.
Los funcionarios israelíes dijeron que el propósito principal de la reunión era detener la presión de Estados Unidos sobre Israel para comenzar las conversaciones políticas sobre la creación de un Estado palestino. Con respecto a este objetivo, el primer ministro se salió con la suya. Bush anunció que “no establecería un calendario específico” para mantener las negociaciones. Más importante aún, apoyó la opinión de Sharon de que la Autoridad Palestina tiene que ser reformada antes de comenzar las negociaciones sobre un acuerdo político. Dijo que la conferencia regional planeada por el Departamento de Estado de Estados Unidos para más adelante este verano tendría “que trabajar hacia las condiciones necesarias para establecer la paz”.
“Las condiciones no están ahí todavía. Eso es porque nadie tiene confianza en el emergente gobierno palestino”, dijo Bush. “Lo primero, primero, y esto es: ¿Qué instituciones son necesarias para darle al pueblo palestino esperanza y darleS a los israelíes confianza de que será un gobierno con el que se podrá tratar? Eso requerirá pasos de seguridad, transparencia cuando se trate de asuntos económicos, medidas contra la corrupción, la fuerza de la ley impuesta por una Justicia confiable e independiente”, dijo Bush.
El presidente egipcio, Hosni Mubarak, se había reunido con Bush durante el fin de semana para impulsar una demanda árabe para la rápida declaración de un Estado palestino. El presidente de Estados Unidos dijo entonces que el trabajo preparatorio debía comenzar rápidamente. En el encuentro de ayer con Sharon, dijo sólo que era importante que hubiera un proceso político “en el horizonte” mientras se reconstruía la Autoridad Palestina.
El ejército israelí dijo que su invasión a Ramalá era en búsqueda de militantes palestinos que se habían reagrupado después del golpe que habían recibido durante la ocupación de la ciudad en abril, que duró un mes. El ejército ayer también entró en las ciudades de Tulkarem y Kalkilia, y en varios pueblos cerca de Hebrón, todo en Cisjordania. Los 70 tanques que permanecen en Ramalá rodearon el complejo de Arafat (la Mukata), parcialmente devastado por un ataque de seis horas el pasado jueves.
* De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12
Traducción: C. D.