Miércoles, 1 de febrero de 2006 | Hoy
Meses atrás, cuando el gobierno de Tabaré Vázquez recibió los informes de las tres armas sobre las violaciones de derechos humanos durante la última dictadura, las principales críticas fueron para la Armada. Organizaciones civiles e incluso funcionarios destacaron que fue la que menos información concreta dio y que su informe fue el único que no derivó en hallazgos de restos de desaparecidos. Estas críticas tomaron ayer más fuerza luego de que el diario La República publicara las declaraciones de ex detenidos en la Fusna (Fusileros Navales), un centro de detención y tortura que buscaba “emular” a la ESMA, según uno de los ex militantes del disuelto Grupo de Acción Unificadora (GAU) y ex detenido en la Fusna, Raúl Daguerre, que en una carta pública volvió a acusar al saliente comandante en jefe de la Armada, Tabaré Daners, de “saber más de los que dijo”.
“El comandante Daners era responsable directo de la captura nuestra”, denunció Daguerre, que junto a otros militantes del GAU fue detenido en 1977. En aquel entonces, Daners era juez sumariante –“un eufemismo para designar al torturador que hacía la parte administrativa de los detenidos”, traduce Daguerre– y su oficina se encontraba justo debajo de la sala de tortura. “Todo estaba limitado a pocos metros y es imposible que Daners o los médicos, odontólogos o enfermeros que participaban en todo eso puedan negar lo que allí pasaba.” El edificio de la Fusna funciona en uno de los antiguos depósitos de la aduana. Como relata el médico Raúl Lombardi al semanario uruguayo Brecha, las celdas se construyeron, muy precariamente, en el corazón del edificio de tres pisos que “tenía múltiples comunicaciones por ventanas y otras aberturas”.
“Todo lo que allí ocurría era imposible entonces que fuera ignorado por quienes se encontraban allí”, afirmó Lombardi, y agrega: “No era infrecuente oír los gritos de los detenidos mientras eran torturados”. Sin embargo, Daners, luego de entregar los cuestionados informes a la Presidencia, sólo admitió que “lamentablemente ocurrieron circunstancias o hechos que, por supuesto, no son motivo de orgullo, pero también es cierto que eso no respondió a una conducta habitual institucional, sino a la de determinadas personas”.
Estas revelaciones llegan días antes del paso a retiro de Daners. En su lugar asumirá hoy el contraalmirante Juan Fernández, del que se espera marque un nuevo rumbo en materia de derechos humanos. Hoy también se reanudarán las excavaciones en búsqueda de restos de desaparecidos.
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