Sábado, 4 de febrero de 2006 | Hoy
EL MUNDO › EXPULSARON A UNA DIPLOMATICA COMO REPRESALIA POR SIMILAR DECISION DE CHAVEZ
Aunque el Departamento de Estado lo negó, el gobierno de George W. Bush adoptó una política de represalias indiscriminadas al expulsar a una diplomática venezolana en respuesta a una decisión similar del gobierno de Hugo Chávez anteayer.
Las palabras sobran entre Venezuela y Estados Unidos, que protagonizaron ayer otra escalada verbal y diplomática. Esta vez, el gobierno norteamericano expulsó a una funcionaria de la embajada de Venezuela en Washington, en represalia a la decisión del presidente venezolano Hugo Chávez de declarar “persona non grata” a su agregado naval en Caracas, agudizando todavía más la crisis entre ambos países. Pero no fue todo, ya que el secretario de Defensa norteamericano, Donald Rumsfeld, comparó a Chávez con Hitler, desatando la indignación del gobierno del país sudamericano.
“Hoy día (por ayer), mediante una nota diplomática, Estados Unidos informó al Gobierno de Venezuela que declaró ‘persona non grata’ a la señora Jeny Figueredo Frías”, jefa del gabinete del embajador Bernardo Alvarez en Washington, anunció el portavoz del Departamento de Estado, Sean McCormack, quien precisó que la diplomática disponía de 72 horas para abandonar el territorio estadounidense. Mientras Chávez decidió el jueves expulsar al agregado naval norteamericano John Correa bajo la acusación de espionaje, McCormack reconoció que no había cargos contra Figueredo: “Ha sido elegida. Creemos que es la persona más apropiada”, se limitó a declarar, demostrando que la acción norteamericana es una represalia injustificada.
El vocero del Departamento de Estado reconoció que su país se había visto “forzado a responder” tras la expulsión de su diplomático. “No nos gusta entrar en un juego de ‘ojo por ojo, diente por diente’ con el gobierno de Venezuela, pero fueron ellos los que empezaron y Estados Unidos decidió responder”, aseguró. Sin embargo, para el gobierno venezolano las cosas son al revés y quien comenzó la escalada fue Estados Unidos. “Nosotros no vamos a caer en provocaciones, damos simplemente una respuesta (porque) no nos quedamos callados frente a la agresión”, indicó el vicepresidente José Vicente Rangel, quien calificó la situación de escalada creada como “compleja y difícil”.
Funcionarios venezolanos calificaron de “incongruente y desproporcionada” la expulsión de Figueredo. “La decisión de Venezuela no es comparable porque se basó en la violación de la Convención de Viena sobre relaciones diplomáticas, ya que Correa ejercía labores de espionaje”, dijo la viceministra venezolana de Relaciones Exteriores para América, Mari Pili Hernández. En cambio, “la ministra consejera venezolana ha mantenido un comportamiento ejemplar”, indicó. Hernández afirmó además que Venezuela no expulsará a un segundo diplomático estadounidense en respuesta. “No es la política de Venezuela tomar decisiones por retaliación (...) Entendemos que ésa es la política de Estados Unidos, no la nuestra”, afirmó.
Pero los ataques verbales y diplomáticos entre ambos países no terminaron ahí, ya que el secretario de Defensa norteamericano, Donald Rumsfeld, se atrevió a comparar públicamente a Chávez con Hitler. “Es una persona que ha sido elegida legalmente, como Adolf Hitler, quien luego consolidó el poder”, dijo. El Gobierno venezolano no toleró dichas declaraciones y consideró una “desfachatez inaceptable” que un “truhán” como Rumsfeld comparara a Chávez con el dictador alemán. “Si algún presidente se puede comparar con Hitler es Bush, que ha invadido países, masacrado pueblos (...) por su política criminal”, dijo Rangel, que a partir de ese momento comenzó a llamar al presidente estadounidense “Führer Bush”. Por su parte, John Negroponte, jefe de los servicios de Inteligencia de Estados Unidos, acusó al presidente venezolano de querer estrechar los lazos con Irán y Corea del Norte.
Las declaraciones de Rumsfeld y Negroponte contrastaron sin embargo con las del jefe de la diplomacia estadounidense para América latina, Tom Shannon, en una entrevista publicada ayer por el diario español El País y por Página/12. “No intentamos aislar a Venezuela. Eso es imposible para Estados Unidos, dada la relación energética e histórica que tenemos. Es una relación que nos interesa mantener”, afirmó el diplomático con el tonocauto que trató de dar a la diplomacia latinoamericana de Washington desde que asumió el cargo en octubre.
Para la ex embajadora alterna de Venezuela en las Naciones Unidas, Adriana Pulido, la expulsión del oficial estadounidense no acarreará una ruptura de las relaciones entre ambas naciones, sino que será “un elemento más que pone en tensión los lazos diplomáticos”. “Este ataque no se hace directamente a la embajada o al embajador, sino a un funcionario de bajo rango dentro de la escala diplomática”, observó la diplomática en declaraciones al diario El Nacional. A la vez, el periodista Alberto Garrido declaró que “desde hace mucho tiempo la papa caliente está en manos de Washington”, en alusión a los continuos desafíos de Chávez y la necesidad de petróleo que tiene Estados Unidos de Venezuela.
Por otra parte, los opositores de Chávez aprovecharon la escalada para atacar al mandatario. El ex presidente Luis Herrera Campins dijo que Chávez “está sosteniendo un boxeo, una guerra de sombra con Estados Unidos” para ganar popularidad. Lo cierto es que las relaciones diplomáticas entre ambos países penden de un hilo, y cuando se calman las aguas tras un incidente, otro no tarda en surgir. El lenguaje intercambiado entre dos países que mantienen relaciones diplomáticas recuerda al de los años de la Guerra Fría entre Washington y Moscú. Habrá que ver cuánto más pueden soportar ambos bandos.
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