Cerraron nuevamente la causa del ex agente de la DINA, que después de ser secuestrado en Chile fue trasladado a Uruguay y asesinado a principios de los noventa. Se trataba de un testigo en el juicio por el atentado contra el ex canciller de Salvador Allende, Orlando Letelier, que se cree habría sido asesinado por militares y policías uruguayos que colaboraban con sus pares chilenos. El juez Pedro Salazar decidió archivar el caso a 13 años del homicidio de Berríos y a cinco de que se reabriera la causa, debido a la falta de pruebas contra los tres militares uruguayos acusados: Tomás Casella, Wellington Sarli y Eduardo Radaelli. Sin embargo, Salazar afirmó que el cierre de la causa no imposibilita ulteriores revisiones.

El abogado defensor de los tres militares, Amadeo Ottati, explicó que la pericia realizada a las armas de los tres acusados “fue decisiva” para archivar la causa, ya que ninguna coincidía con la utilizada en el asesinato. Sin embargo, los tres acusados siguen siendo requeridos por la Justicia chilena por el mismo caso. El juez chileno Alejandro Madrid ya pidió las extradiciones, que están siendo tramitadas por la Corte Suprema de Uruguay. Durante los años de la dictadura, Berríos se ocupó de desarrollar el letal gas sarín y estudiar diversos métodos para asesinar a opositores en Chile. En 1991 fue sacado de su país por militares chilenos para evitar que declarara en el juicio por el homicidio de Letelier y su secretaria. El atentado fue perpetrado por agentes de la DINA –la policía secreta del régimen pinochetista– en Washington en 1976.

Al llegar al Uruguay permaneció oculto primero en un departamento en Montevideo y luego fue trasladado a una casa de playa en el balneario de Parque del Plata, 44 kilómetros al este de la capital. Sin embargo, Berríos logró escaparse y fue visto por última vez con vida en noviembre de 1992, cuando denunció ante un puesto policial de Parque del Plata que estaba secuestrado en ese balneario y que temía por su vida. La policía, no obstante, decidió devolverlo a sus captores. Nunca más se lo volvió a ver. Su cadáver fue descubierto en abril de 1995 semienterrado en una playa de El Pinar, 28 kilómetros al este de la capital, maniatado y con dos balazos en el cráneo.