Lunes, 6 de marzo de 2006 | Hoy
EL MUNDO › CHAVEZ ACUSO A EE.UU. DE PROMOVER UNA SECESION EN VENEZUELA
Hugo Chávez dijo que Washington alienta los ánimos secesionistas de la provincia de Zulia, rica en petróleo y gas y con salida al mar.
Un viejo fantasma del gobierno venezolano habría vuelto, y de la mano de Washington. Hugo Chávez aprovechó su programa dominical Aló Presidente ayer para denunciar que “el imperialismo norteamericano” vuelve a utilizar su tradicional estrategia separatista con la rica provincia de Zulia, en el noroeste. Lo que a primera vista parecería una de las tantas acusaciones del presidente venezolano contra su eterno enemigo, contiene en realidad un trasfondo histórico de reivindicaciones regionales que ya lleva unos 200 años. La provincia en cuestión, la cuarta más grande del país, tiene la atractiva cualidad de poseer el 80 por ciento de la producción nacional de petróleo y gas –uno de los principales exportadores de crudo de Estados Unidos y quinto productor mundial– y de estar gobernada por un férreo opositor del régimen bolivariano, el socialdemócrata Manuel Rosales.
Como siempre, Chávez no redunda en pruebas a la hora de acusar a la Casa Blanca, en su programa televisivo, de interferir con los asuntos internos venezolanos, pero esto no significa que no existan. En junio del año pasado el embajador estadounidense en Venezuela, William Brownfield, realizó una visita a la provincia de Zulia en la que terminó de cerrar acuerdos de cooperación entre el gobierno local y Washington. Sin embargo, la controversia estalló cuando Brownfield se refirió a la “República independiente del Zulia”, un acto diplomático inédito hasta el momento. Un año antes, Chávez había alertado a toda la nación que, según informes de inteligencia, Rosales, el gobernador del departamento de Zulia, estaría por decretar la independencia de la provincia. Más aún, el presidente venezolano se animó, por primera vez, a acusar a Washington de estar apoyando esta iniciativa.
Las aspiraciones zulianas datan de la época de la colonia y se ha mantenido –con auges y caídas– hasta la actualidad. Las razones, las sintetizó muy bien el ex embajador venezolano en República Dominicana, Julio Portillo, hace dos años y medio al diario zuliano La Verdad, el medio señalado por el chavismo como el principal promotor independentista: “Zulia tiene el lago más grande de Sudamérica (Maracaibo), que tiene salida al mar y es el mayor reservorio de agua dulce del continente, cuenta con una cuenca petrolera estratégica, de las más importantes del hemisferio occidental, y el territorio es más grande” que algunos de los países centroamericanos. Quizá se podría agregar un dato que podría ayudar a su eventual secesión: su frontera con Colombia permitiría un fácil acceso a ayuda económica y militar estadounidense.
El diario caraqueño El Nacional publicó ayer que el grupo denominado Rumbo Propio está preparando un plebiscito para aprobar la autonomía de la provincia en octubre de este año. Chávez, que ya adelantó que dicha iniciativa, “se encontrará con la oposición de la Fuerzas Armadas”, también le advirtió al gobernador Rosales que “no se haga el loco” y apoye públicamente la consulta. Un dirigente del movimiento Rumbo Propio, Néstor Suárez, aclaró ayer que la intención no es pedir la separación de Zulia, sino lograr una autonomía económica y política del gobierno central, al que acusan de malgastar los recursos que genera la región.
Un discurso similar se escuchaba el año pasado en Santa Cruz, la provincia rica de Bolivia (ver aparte). En ese caso, los rumores sobre presuntos apoyos estadounidenses a los movimientos secesionistas no faltaron tampoco. Como en Bolivia, la separación de una de sus regiones más importantes económicamente podría provocar no sólo una crisis política y financiera del gobierno central, sino también podría ser el disparador para una guerra civil. Esta, y la importancia que los recursos energéticos venezolanos han adquirido para la región, especialmente para Brasil, la Argentina y Chile, son las principales razones por las que una separación de Zulia parece todavía improbable.
No obstante, la posibilidad que tiene la Casa Blanca de desestabilizar al gobierno de Chávez a través del fortalecimiento de las reivindicacioneszulianas de mayor autonomía es real. Una mayor autonomía fiscal de la provincia le restaría recursos económicos a la ambiciosa política exterior de Chávez en la región y en el mundo. La semana pasada, el jefe de Inteligencia estadounidense, John Negroponte, advirtió sobre el alcance de la diplomacia venezolana a la que calificó de “excesiva” e “intrusiva”.
Informe: Laura Carpineta.
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