Raúl Castro cumplirá esta semana medio año en el poder. Cuando asumió, el 31 de julio pasado, muchos creían que su paso por la presidencia de Cuba sería corto. Sin embargo, los meses pasaron y las expectativas de un retorno rápido de Fidel fueron desapareciendo. Ayer el vicecanciller cubano, Bruno Rodríguez, afirmó que el veterano dirigente muestra una progresiva recuperación de su salud y reiteró lo que ya han dicho otros funcionarios de la isla: “Fidel retornará al ejercicio pleno de sus facultades tan pronto como los médicos lo consideren pertinente”.

Contradiciendo todos los pronósticos, la salida temporal de Fidel no provocó levantamientos populares, una invasión desde los cayos de Florida ni reformas profundas dentro del gobierno. El mundo, expectante, vio cómo la vida de los cubanos seguía su curso, con algún acto en apoyo del convaleciente dirigente de vez en cuando, pero manteniendo la cotidianidad. Esta rutina no fue interrumpida ni siquiera por la lluvia de rumores que aparecieron en los medios de todo el mundo durante estos últimos seis meses. Fidel murió, tiene cáncer de estómago, ya tuvo tres operaciones y sigue grave fueron algunas de las versiones que más repercusión tuvieron.

La vorágine de información no afectó a los cubanos, que estaban limitados a la versión oficial: “Fidel se recupera”. Lo último que sabían era que el hombre que hacía casi medio siglo había dirigido la Revolución hoy estaba intentando salir adelante después de una operación intestinal, que lo obligó a dejar el gobierno. Las crónicas de los primeros días de la Cuba sin Fidel describían un clima de incertidumbre.

Algunos esperaban ansiosos noticias sobre el estado de salud de su líder, mientras otros se preguntaban si éste era el momento de empezar a demandar cambios. Aunque no hubo una apertura como la que muchos opositores esperaban, sí se pueden rescatar algunas señales. En los últimos meses, el gobierno ha liberado a varios disidentes, principalmente a aquellos de avanzada edad o con problemas de salud. Estas decisiones fueron celebradas en el exterior y dentro de la isla. No obstante, nada causó tanto impacto como la oferta de diálogo que Raúl le extendió, no una sino dos veces, al gobierno de Estados Unidos. Washington tardó en contestar, pero finalmente lo hizo. Hace un mes y por primera vez en la historia de la Revolución Cubana, un grupo de diez congresistas estadounidenses visitaba la isla, para ponerse al día sobre la actualidad política, económica y social de los cubanos.

El ex ministro de Defensa de 75 años cumplirá esta semana seis meses en el poder. Respetuoso de su hermano mayor y de su obra, Raúl Castro no avanzará en grandes reformas mientras Fidel esté incapacitado en un hospital. Sin embargo, de a poco, la posibilidad de cambios ya se está planteando.