Viernes, 2 de marzo de 2007 | Hoy
El presidente de Izquierda Unida y funcionario del gobierno vasco Javier Madrazo vaticina un resurgir del proceso de paz iniciado por el gobierno de Zapatero e interrumpido por un atentado etarra. Dice que la sociedad lo demanda y critica el oportunismo electoral del Partido Popular.
Por María Laura Carpineta
Javier Madrazo es un ejemplo del optimismo de la sociedad vasca. Consejero (ministro) de Vivienda del País Vasco y presidente de Izquierda Unida, uno de los partidos de la coalición gobernante, Madrazo sostiene que, a pesar del atentado del aeropuerto de Barajas, va a surgir un nuevo proceso de paz entre el gobierno nacional y la ETA. “Zapatero todavía no ha aceptado lo que pasó y en el fondo sigue apostando por un proceso de paz. Por eso, no ha roto todos los puentes”, aseguró el dirigente vasco a Página/12 durante su visita oficial por Buenos Aires, en la que firmó varios acuerdos con el gobierno nacional y el Serpaj para difundir y conservar las pruebas de los crímenes de la última dictadura argentina.
–¿Cuánto apoyo mantiene la ETA en la sociedad vasca?
–La sociedad vasca ha tomado conciencia sobre lo que significa el terrorismo. En Euskadi (País Vasco) hay una autocrítica sobre los años de silencio que hubo y el apoyo social es cada vez menor. No sólo una autocrítica de la sociedad, sino especialmente de las instituciones, que durante mucho tiempo no tomaron medidas activas para ayudar a las víctimas y repudiar la violencia. Hoy hay un resurgimiento de la conciencia cívica que rechaza de forma tajante la violencia física. El punto de inflexión fue en 1985, cuando empezaron a aparecer los movimientos sociales en contra de los atentados. Ahí comenzó a construirse una conciencia vasca, que hoy está haciendo que la izquierda abertzale y otros sectores que apoyaban a ETA se embarquen en un gran debate sobre el abandono de la violencia.
–En medio de este debate de la sociedad y las fuerzas políticas vascas, ¿cómo se vivió el atentado de Barajas?
–Había una gran esperanza dentro de la sociedad vasca de que ésta era la buena, la tregua definitiva. El atentado del 30 de diciembre fue un gran balde de agua fría porque esas esperanzas se frustraron y el desánimo se extendió entre la gente. Pero creo que los vascos se están recuperando y vuelven a sentir la necesidad de iniciar un proceso de paz. Es una sociedad perseverante, que ha sufrido mucho los azotes del terrorismo y, por lo tanto, está preparada para sobrellevar estos momentos difíciles.
–¿Cómo interpretó usted el atentado?
–Creo que fue fruto del inmovilismo del gobierno y de la impaciencia de ETA. No sé exactamente qué pasó dentro de ETA, pero creo que el atentado no fue una decisión irreversible. Dentro de ETA sigue habiendo un debate y las futuras actitudes y decisiones del gobierno pueden afectar en él. Por eso, existen posibilidades para un nuevo proceso de paz, aunque esta vez ETA deberá dar más garantías.
–Sin embargo, no todo el país es tan optimista. A pocos días del atentado, el Partido Popular (PP) y otros sectores realizaron un acto multitudinario en Madrid en contra de las negociaciones con ETA...
–Ahí aparece una de las dificultades que ha tenido este proceso de paz. El PP está jugando a que el proceso de paz fracase para luego poder criticar a Zapatero. Le quieren decir: “Fuiste débil y cediste ante los terroristas. Por eso, hay que volver a una política más dura”. Este discurso es principalmente electoral y no tiene como principal objetivo la paz. El PP sólo está pensando en la vuelta al poder. Se presentará como la única alternativa capaz de enfrentarse y terminar con el terrorismo.
–Pero en la marcha no estaba sólo el PP...
–Sí, pero no se trata de una postura mayoritaria dentro de la sociedad española. Cada vez más personas están entendiendo que hay que buscar algún tipo de solución y que no es incompatible la aplicación del estado de derecho y la apuesta por el diálogo. Incluso hoy los sondeos dan un empate técnico entre el PP y el PSOE, por lo que no todos piensan como el PP.
–¿Zapatero no endureció su postura también después del atentado?
–La posición de Zapatero ha sido siempre errática. Creo que él todavía no ha aceptado lo que pasó y en el fondo sigue apostando por un proceso de paz. Por eso, no ha roto todos los puentes. El problema es que Zapatero siempre ha actuado como quien sostiene que quiere pero no puede. Le ha faltado determinación en un proceso que debe construirse sobre decisiones. Hoy (por el jueves), en cambio, tomó una decisión al permitirle la prisión domiciliaria a (Iñaki) De Juana, el etarra que hacía meses mantenía desde la cárcel una huelga de hambre. Este tipo de decisiones, que están dentro del marco legal, van a ayudar a volver a construir el proceso de paz.
–¿Dentro de estas decisiones se enmarcaría la legalización de Batasuna?
–Ya no hay tiempo para cambiar el sistema de partidos para estas elecciones. Sin embargo, creo que sería bueno que los dirigentes de Batasuna participaran del proceso electoral –con este u otro nombre– para que se vea el apoyo real que tiene. Actualmente debe rondar en un diez por ciento y, aunque puede aspirar a alguna alcaldía, no tiene el apoyo de antes como para conseguir el control del gobierno.
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